No es la primera vez que nos hacemos eco de uno de los restomods de Lorinser sobre la base de una unidad de los Mercedes-Puch G provenientes del Ejército Suizo, un lote de vehículos de mitad de los años 90 que el especialista suizo en vehículos Mercedes adquirió hace unos meses y cuyas unidades han ido corriendo diferente suerte. Inicialmente, varias de ellas fueron vendidas en su estado original a particulares, mientras que las restantes están siendo restauradas, transformadas y preparadas tanto por encargo como directamente a criterio del propio preparador, como es el caso de su última propuesta: este sencillo pick up con tapa rígida en la caja de carga.
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Para llevar a cabo la transformación, se retiró el cerramiento trasero original y se creó un mamparo tras la cabina con una luneta térmica de grandes dimensiones, así como un techo para el habitáculo. Seguidamente se diseñó una robusta cubierta para la caja de carga, que se puede levantar cómodamente con resortes de gas y que ofrece un cierre seguro con dos sólidos puntos de anclaje, un aspecto no siempre bien resuelto en los cierres de posventa de los pick ups convencionales.
Un Mercedes-Puch Clase G «de concurso»
A pesar de que este Puch 230 GE se matriculó por primera vez en octubre de 1993, la restauración ha devuelto su aspecto a un estado casi de concurso. El chasis se saneó con hielo seco, mientras que la carrocería al completo fue repintada en RAL 7009 (gris verdoso mate).
Un detalle que particularmente nos encanta es la mejora de la iluminación con faros LED encastrados en el soporte negro mate original y protegidos por las clásicas rejillas. También se ha montado un gancho de remolque homologado hasta 3,5 toneladas. En la preparación encontramos también el habitual conjunto de separadores de rueda, aletines ensanchados, robustas llantas de acero Dotz de 16 pulgadas y neumáticos AT de BFGoodrich, un pack habitual en los restomods de Lorinser sobre el Puch G que ofrece mejoras tanto estéticas como dinámicas, potenciando la imagen todoterreno del vehículo sin estridencias.
Donde no hay modificaciones es en la parte mecánica. El tranquilo motor atmosférico de gasolina Mercedes de cuatro cilindros, 2,3 litros y 116 CV se conserva de serie, junto con el cambio automático de 4 velocidades, la tránsfer con reductora y el bloqueo de diferencial trasero.
En el interior se han retapizado los asientos en Alcantara, mientras que el volante original de plástico ha sido revestido en cuero. Con estas modificaciones, el precio del vehículo es de 52.900 euros; algo elevado para un todoterreno de los 90 pero toda una ganga si piensas que te llevas a casa un auténtico Clase G impecablemente restaurado.
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