Pero la carrocería del nuevo Micra resulta más- sosa. No me atrevo a decir que sea más o menos bonita, ni más o menos moderna. Esa no es la cuestión y, si me lo permitís, lo voy a dejar a vuestra elección; la verdadera cuestión es que esto es un Nissan Micra- pero si le quitásemos los anagramas de -Nissan- y de -Micra-, más de uno podría confundirlo con un Suzuki, un Daihatsu- o cualquier otra marca oriental. Es decir, que el nuevo Micra casi parece -un urbano más- cuando lo ves por la calle, y eso no pasaba con los anteriores.
Más pequeño por fuera que los ‘cocos’ del segmento
Por otro lado, el Micra parece haberse quedado un poco -fuera de juego- cuando su carrocería se mantiene en unos clásicos 3,78 metros de largo en vez de llegar a los 4,00 metros que ya ofrecen los Ibiza, Clio, 208, Fiesta, C3 y compañía. Eso puede quitarle de entrada de muchas de las quinielas de alguien que busque un coche de este tipo, pero también es cierto que, a pesar de ser más pequeño por fuera, no está nada mal aprovechado por dentro: sus 265 litros de maletero tampoco están tan lejos de los 280-300 litros que ofrecen los competidores que antes citábamos, y las plazas traseras, aunque no son de las mejores del segmento con el metro en la mano, sí es cierto que permiten acomodar con bastante comodidad a dos adultos. Vale, de acuerdo, tres personas de 75 kilos irán demasiado justos ahí detrás, pero seamos sinceros: ¿acaso alguno de sus rivales permite que tres adultos viajen -holgados- en las plazas traseras? Pues eso.
Donde el Micra no tiene tanta justificación es al hablar del puesto de conducción o de su -presencia-. Y, en este caso, no me refiero al diseño que, además de ser bastante moderno y atractivo, consigue que, con sólo un vistazo, tengas perfectamente localizados todos los mandos que puedas utilizar mientras conduces. Tampoco quiero decir que esté mal hecho, porque lo cierto es que todo transmite bastante sensación de solidez, sin ruidos de desajustes. Pero sí es fácil encontrar algunos detalles a -medio rematar-, como pequeñas aristas en las uniones de los plásticos, tornillos a la vista…
Por su parte, el plástico empleado en todo el interior es duro, y eso no resulta tan agradable como cuando tocas esos materiales mullidos de algunos de sus rivales. Al menos, los del Micra tienen pinta de soportar bien el paso de los años- El otro aspecto a mejorar, como decía, es la postura al volante. Vas sentado un tanto alto, y que el volante tan sólo se pueda regular en altura no ayuda demasiado a encontrar la postura ideal. Además, el asiento tiene un mullido un poco blando, y la sujeción en curva no es precisamente su especialidad- Aún así, debo reconocer que, después de estar tres días circulando con este Micra, terminas acostumbrándote a ello y no te acordarás de este fallo cada vez que te pongas a los mandos.
Esa sensación de sencillez que transmite el interior continúa cuando comienzas a circular. El cambio tiene un tacto- o, bueno, mejor dicho, no tiene mucho tacto: la palanca se mueve sin que tengas que hacer mucha fuerza, y sientes que has engranado la marcha cuando la palanca hace tope. Al menos, hay que reconocer que su manejo resulta bastante rápido y que es muy precisa, pues incluso cambiando muy deprisa no tendrás problemas para acertar siempre con la marcha adecuada. La dirección está bastante asistida, y eso hace que siempre resulte bastante blanda. Para circular por ciudad o maniobrar, está muy bien; para circular por carreteras reviradas, ya no tanto, pues resta un poco de información y, si el asfalto está algo bacheado, también un poquito de precisión. Los pedales también destacan por su suavidad, algo que agradeceremos en ciudad y que, en este caso, tampoco es criticable en carretera.
Así, sí: ya no me importaría tener uno-
Debo reconocer que el Mica es un coche agradable de conducir en ciudad. Esa suavidad general se complementa con una suspensión que, sin ser blanda, sí absorbe los baches con bastante dulzura. Sin embargo, es en ciudad precisamente donde empezamos a descubrir el punto fuerte de este Micra: su motor. El Micra emplea un motor 1.2 de tres cilindros con inyección directa y sobrealimentación por compresor que, la verdad, ofrece una respuesta excelente desde poco menos de 2.000 rpm hasta casi 6.000 rpm. Empuja con bastante más fuerza de lo que uno espera de un 1.2 de 100 CV, no hay retraso en la respuesta del acelerador y, además, gasta poco, siendo bastante fácil encontrarse con medias reales de entre 6 y 6,5 l/100 km.
En carretera, este motor hace que el Micra sea un coche bastante rápido también. Va sobrado para circular por autopista -circular a 120-130 km/h no le supone ningún esfuerzo- y, en carreteras secundarias, acelera con tanta decisión que los adelantamientos no suponen ningún problema. Incluso, puedes mantener ritmos mucho más altos de lo que cabría esperar de la inocente silueta de un Micra gracias, también, al buen comportamiento del coche. Como decía antes, la suspensión tiene un tarado bastante equilibrado entre comodidad y estabilidad, y las reacciones del chasis son siempre muy nobles y totalmente predecibles. El Micra se inscribe en las curvas con facilidad, y muy pasado tendrás que ir para notar que se va de morro. Por su parte, el eje trasero es- como un fiel perrito. Va siempre acompañando al eje delantero sin complicarle lo más mínimo las cosas, de manera que sólo debes preocuparte por conseguir que las ruedas delanteras vayan por donde quieres. Sin embargo, si hemos entrado algo pasados o aceleramos con mucha decisión a la salida de una curva y provocamos cierto subviraje, bastará con levantar ligeramente el pie del acelerador para que el eje posterior se insinúe lo justo como para que puedas volver a contar con todo el control sobre el vehículo.
Con todo, el Micra se siente tan ágil en carreteras secundarias como en ciudad, y en ambos sitios resulta un coche sencillo de conducir y, si queremos, bastante rápido. Pero, ¿y en autopista? Es cierto que sigue siendo también muy rápido y bastante cómodo, si bien hay un aspecto en el que debería mejorar: resulta un poco más ruidoso de lo esperado.
Descartarlo sin probarlo, podría ser un error
Cuando uno ve que un Micra con este motor cuesta entre 13.100 y 15.350 euros en función del nivel de acabado -son el Visia o el Tekna Premium, aunque también existe un Acenta por 13.600 euros-, y que ya el básico cuenta con ESP o aire acondicionado de serie -el más caro incluye climatizador, llantas de aleación de 15 pulgadas, techo solar, control de velocidad, sensor de párking trasero, radio con conexión USB y Bluetooth– se da cuenta de que, efectivamente, el Micra es un modelo un tanto incomprendido es algo- incomprensible. Se merece una oportunidad. Por eso, si estás pensando en adquirir un urbano de estas características y tu presupuesto se mueve en estos márgenes, no estaría de más que te pasases por un concesionario Nissan para probarlo-