En este mundo hay de todo, y prueba de ello son los vecinos de dos de los barrios “pijos” de Londres, Chelsea y Kensington, a los que les molesta el ruido de los potentes vehículos que suelen rondar por la zona y que están presionando para la creación de una ley que prohíba su circulación por esos vecindarios.
La incomodidad está en los decibelios que emiten los Lamborghini, Ferrari o Aston Martin, vistos usualmente por allí. Además, se quejan de que los propietarios se dedican a revolucionar sus motores intencionadamente y a aparcarlos de forma ilegal, por ejemplo, en las puertas del mítico comercio de Harrods.
Según ellos, el ambiente no puede estar lleno de sonidos de motores V10 o V12, sinónimos también de carreras ilegales y “piques” entre los conductores de este tipo de coches tan especial. Como proyecto, sugieren que todos circulen a la vez sin, por supuesto, acelerar a fondo o poner la música alta.
Normalmente, el ruido en las calles está regulado, al igual que la velocidad, por lo que la pelota está en el tejado de las autoridades. Lo que no esté tan claro es que ahuyentar a los usuarios de los superdeportivos sea del agrado de los comerciantes locales, ya que representan un gran porcentaje de su negocio…