Hace 40 años nuestra editorial tenía dificultades para encontrar periodistas titulados dominadores o, por lo menos, con afición a los temas del motor. Crecíamos en títulos y en necesidad de personal y solucionamos la carencia de profesionales especializados con reclutamiento de expertos entre personal de talleres, empleados de marcas de automóviles, motos y camiones, estudiantes de ingeniería o derecho, transportistas, pilotos de competición, jugadores de scalextric y lectores entusiastas, sin más.
Pasado el tiempo, nuestro actual director general, entonces estudiante de periodismo, piloto de motocross y en ciernes con avionetas, precisamente en un festival aéreo inició contactos con un catedrático de la Universidad Complutense para programar un primer Máster de Comunicación del Motor. Se instituyó y celebró con éxito, con participación de estudiantes de diversas carreras. A los mejores se les ofreció empleo en casa y al año siguiente se repitió el máster. La idea fue satisfactoria para nosotros como editores, y para los alumnos.
A partir de entonces se desarrolló la confianza por nuestra especialización en las propias facultades de periodismo. Y hoy vivimos otro momento oportuno para reavivar un Máster de Comunicación del Motor. La crisis no ha favorecido el crecimiento de las plantillas en medios de comunicación, pero este aspecto negativo coincide con la sorprendente revolución digital de la información inmediata, en tiempo real, la oferta de publicaciones de Zinio, el Twitter y similares, el Clic2C en Autofácil con vídeos y datos a través del móvil, y, en nuestro caso, con nuevos conceptos técnicos en el automóvil, las competiciones, las vías públicas y la organización del tráfico…
Es el momento ideal para formar una nueva generación de comunicadores especializados en el motor. Es conveniente prepararse para su futuro casi presente, con muchas posibilidades de ser útiles y necesarios.