Así, no es de extrañar que sus prestaciones nos impresionen al conseguir una aceleración de 0 a 100 km/h de 3,9 segundos en el BMW M6 Coupé y Gran Coupé o de 4,0 segundos en el Cabrio. Además, el BMW M6 Coupé solo necesita 11,8 segundos para acelerar de 0 a 200 km/h, lográndolo en 0,6 segundos menos de lo que tardaba con la primera versión del paquete de competición (575 CV). La velocidad máxima de los tres está electrónicamente limitada a 250 km/h, pero se puede elevar hasta 305 km/h añadiendo el paquete M Driver adicionalmente.
Estética diferenciadora
Todo ello se une a una puesta a punto del chasis específica en donde tanto los resortes, como los amortiguadores y las barras estabilizadoras tienen un ajuste más firme. El diferencial activo M funciona en la transmisión con una unidad propia de control para mejorar la tracción, permitiendo al conductor acelerar de manera más dinámica incluso, por ejemplo, en las curvas. El volante con una función específica Sevotronic M cuenta con una configuración más directa mientras que el modo Dinámico M del SDC (Sistema Dinámico de Estabilización) está orientado, todavía más, a ofrecer una conducción deportiva.
Pero no sólo de mecánica vive BMW, sino que con este nuevo paquete de competición, la alemana ha incluido varios aspectos de diseño que enriquecen el aspecto de los vehículos tales como llantas M con aleación ligera de 20 pulgadas (doble radio 601, bicolor) y neumáticos mixtos o doble salida de escape cromadas.