Abre la puerta del nuevo Cayenne y entonces sí encontrarás muchas novedades. Lo primero que llama la atención es que desaparece el mando giratorio para arrancar el motor, sustituido por un botón pero ubicado en el mismo sitio, a la izquierda del volante.
También es nuevo el cuadro de mandos, conformado por una pantalla curva de 12,3″ sin visera. Estéticamente me resulta un poco raro, pero lo cierto es que no echas de menos la visera ni cuando pega el sol.
La pantalla central es de 12,3″ y su software es verdaderamente bueno, con una respuesta instantánea y una facilidad de manejo quizá un poco impropia de un automóvil de este calibre.
Como novedad, se complementa con una tercera pantalla de 10,9″ opcional para el acompañante y que sólo se visualiza desde su asiento. Ahí, el ‘copi’ puede brujulear por todo el sistema multimedia, o por ejemplo ponerse una peli, sin que el conductor pueda verlo.
Otra importante novedad es que no hay palanca de cambio, sustituida por un pequeño selector que se ubica en el salpicadero, a la derecha del volante. No me convence esa posición en absoluto, y menos en un Porsche, pero sí es cierto que su accionamiento es rápido y sencillo.
También se ha sustituido el antiguo panel de la consola central por uno más limpio y que además, al menos a mí, me resulta más agradable de manejar. Es táctil pero háptico, es decir, que recibes una confirmación en tu dedo de que estás pulsando algo porque todo el panel cede ante la presión de tu índice. Y hay más novedades. El volante es como el del 911, incluso con su mando satélite para seleccionar los modos de conducción.
Sin embargo, conserva algunas cosas que ya son seña de identidad del Cayenne desde que fuera presentado en 2002, como las asas de la consola central, pensadas para sujetarse en conducción todoterreno, si bien el verdadero Cayenne todoterreno fue el de la primera generación porque las dos siguientes mutaron a SUV, que comercialmente era y es lo que pedía el mercado.
El maletero sigue siendo maravilloso, con 772 litros en el caso del Cayenne (627 litros si hablamos de los híbridos) y 592 litros en el del Cayenne Coupé (434 litros en los híbridos), que por cierto según nos dijo la marca, copa el 70% de las ventas de la gama Cayenne.
La calidad de materiales es, por supuesto, absolutamente impecable. Puedes echar aquí el día entero que no encontrarás nada que te desagrade. Todo perfectamente ajustado, materiales más que finos, una postura de conducción fantástica y hasta un olor a caro.
Incluso el apartado multimedia, complejo en la mayoría de sus rivales, es aquí accesible y lógico, conservando determinados botones y mandos mecánicos para funciones muy utilizadas. Dan ganas de girar la llave, digo pulsar el botón, y ponerse en marcha.
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