En la edición del Dakar de 2015, su año de vuelta tras 25 años ausente, al vehículo de Peugeot se le tildó de poco fiable –Sainz tuvo que abandonar debido a una avería- y de poco estable. Sin embargo, el laureado piloto francés Stéphane De Villiers consiguió quedar segundo en la general, solo por detrás del jeque catarí Nasser Al-Attiyah, y este año debuta el 9 veces campeón de WRC Sébastien Loeb. Para desterrar todas esas acusaciones llega con diversas mejoras, tanto en aerodinámica como en rendimiento.
Así, la carrocería mide 20 cm más de largo y otros 20 de ancho para ganar en estabilidad. Además, cuenta con un ancho de vías mayor y una distancia entre ejes más larga, y su aerodinámica ha sido mejorada mediante el acortamiento de los voladizos delantero y trasero, un capó delantero y una toma de aire sobre el techo modificados y una optimización en la zaga para facilitar la evacuación del flujo de aire.
Por su parte, las suspensiones se han modificado totalmente, estando preparadas para soportar todo tipo de terrenos, y se ha reducido el peso total con la utilización de unas llantas de magnesio y neumáticos Michelin más robustos pero, a su vez, más ligeros. Mecánicamente, el motor 3.0 central trasero biturbo V6 ha ganado en potencia, registrando 350 CV y 800 Nm de par motor y pudiendo alcanzar los 200 km/h.