Entre las ideas más refrescantes y menos saturadas están las de ríos y pantanos a lo largo y ancho de nuestra geografía, que nos permiten, además, aunar playa (o algo parecido) con montaña. Esa posibilidad de la aventura a pie y el refrescante remojón. Con nuestra caravana, explorar la naturaleza y exprimir sus posibilidades de ocio es muy fácil. Para ello hoy bucearemos en algunas de las mejores playas fluviales de España, y por suerte, no demasiado conocidas.
Almería es una de las provincias que más nos gusta atravesar. Los desiertos almerienses son una gozada para conducir. Sus trayectos sinuosos entre sus paísajes rocosos y sus pequeños cañones son una experiencia que las masas turísticas aún no han maltratado en exceso.
Así que siempre es recomendable, adentrarse en estos lares donde la dureza rocosa se compagina con oasis naturales como los canales y canjorros de Padules en Almería o el malagueño Camino del Rey.
Estos últimos son un espectáculo natural al abrigo del río Andarax que, a su paso por Padules, esculpe un camino acuático llenos de cascadas, saltos y misteriosas pozas donde bañarse. Añade a esto una piscina natural con sus toboganes y escaleras hechas a base de golpeteo del tiempo y el resultado será una jornada especialmente refrescante.
En la zona más tranquila de los canales podemos encontrar hasta un chiringuito. Es perfecto para el verano más intenso ya que sus aguas vienen bajando de Sierra Nevada bien frías.
Además, el propio pueblo de Padules es una buena visita con un casco histórico e iglesia mudéjar dignos de conocer. Desayunar o comer bien es posible en restaurantes como El Abad o El Barroso.
Con menos esfuerzo senderista pero con un aguas bien frescas, y vistas a los Pirineos, en Huesca, más en concreto en Boltaña, encontramos otro enclave maravilloso. El lugar es justo donde el río Ara se vuelve manso y crea unas balsas naturales; allí encontramos una zona de aguas puras y cristalinas, con un color azul espectacular, perfectas para remojarse tranquilamente.
Es una de las 14 playas fluviales de Aragón reconocidas, aunque se dice que hay hasta 85 zonas más donde la naturaleza permite el baño.
En la zona de Zaragoza los dos embalses, de San Bartolomé y Mequinenza, también hay zonas menos pedregosas donde darse un chapuzón y tumbarse al sol. Los alrededores son dignos de paseo a pie, y además hay aparcamientos donde dejar fácilmente nuestra casa rodante. Si lo que necesitas son zonas menos ‘Vírgenes’ o más ‘atendidas’, la playa del Ebro, artificial, creada con la Expo Zaragoza de 2008 ofrece arena, tumbonas, chiringuitos, baños, etc, para todos los públicos. Es de pago y no es nuestra sugerencia ideal, pero apaña mucho si vas con familia.
Uno de los pantanos más valorados por la calidad de sus aguas es sin duda es el A calzada de río Verdugo en Pontevedra, en Ponte Candelas. Tiene diversas zonas para nadar o explayarse y es apto para niños, de hecho cuenta con dos parques para el juego y permiten mascotas. Hay sitio para aparcar de sobra. Está rodeado de abedules, castaños y robles y rutas fáciles y bonitas en torno al río, donde abstraerse en la vegetación y contemplar cruceiros, empedrados de cuento o molinos de agua.
Ponte Candelas es un pueblo muy bonito con buenas muestras de arquitectura indiana a 900 metros de la playa con un sendero bien marcado que nos lleva hasta el recreo acuífero. Podemos comer en la zona de merendero y bar o volver al pueblo para deleitarse en Casa Pipeiro o en O Recanto, con lo mejor de la gastronomía gallega.
La playa fluvial en A Calzada obtuvo bandera azul en 2015, lo que hace que cada día, en verano, reciba unos 250 visitantes. Pero no hay que alarmarse, ya que muy cerca existen otras playas fluviales bastante notables si no encontrásemos sitio aquí..
Si buscamos amplias posibilidades, el lago Sanabria, el más grande de España, presenta diversas zonas de apertura popular donde probar sus aguas glaciares y tomar el sol y de paso hacer planes para conocer la gran biodiversidad de su Parque Natural. Las playas zamoranas más conocidas son las Viquiella, playa de los Enanos, la de Custa Llago o el Folgoso.
Además de sentar base con sombrilla y otros complementos, en sus superficies líquidas se puede practicar actividades como el esquí acuático, buceo, piragüismo, paddle surf o paseos en barca de pedales o en catamarán. Se trata de unas playas que cuentan con los servicios básicos como chiringuitos, restaurante, aparcamiento de pago, aseos, vestuarios, zonas de juego y, en El Folgoso, también un camping.
Hay varios puntos de acceso con mejoras para personas con movilidad reducida. Todo esto facilita convertir esta costa de interior en un destino vacacional para los más camperos.
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