Denominado S Diesel, tiene un precio de partida de 90.404 euros y equipa un motor V8 de 4,2 litros, el mismo que el Volkswagen Touareg. Esta mecánica desarrolla 382 CV y 850 Nm de par a partir de las 1.800 rpm y está asociado a un cambio Tiptronic de ocho velocidades. Acelera de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos, alcanza 252 km/h de velocidad máxima y su consumo medio homologado es de 8,3 l/100 km.
A pesar de emplear un propulsor de gasóleo su sonido se acerca más al de un gasolina y sólo las ligeras vibraciones que se transmiten al volante cuando estamos al ralentí denotan que no es un ciclo Otto. La respuesta desde el régimen más bajo es contundente y a la vez progresivo hasta las 3.500 rpm, momento en el cual tendremos que engranar otra marcha para seguir ganando velocidad. La respuesta del cambio es muy rápida y precisa, sin tirones ni salto entre marchas lo que, unido a las levas en el volante, permite rodar a un ritmo realmente alto.
En lo que respecta al chasis cuenta con tres modos de suspensión. Comfort, en el que prima la suavidad en marcha, Auto, en el cual la centralita decide adaptar la dureza del coche en cada momento y la posición Sport, que permite reducir al máximo el balanceo y optimizar el rendimiento dinámico. En cualquiera de las tres posiciones el Cayenne S Diésel se comporta de forma noble, aunque para nuestro gusto la posición Comfort sea muy blanda.
En cuanto al interior no difiere del resto de versiones de la gama. Este todocamino es perfecto para que viajen cómodamente cinco ocupantes y sus respectivas maletas y, en el caso del conductor, no tardará más de 30 segundos en encontrar la postura perfecta de conducción gracias a los múltiples reglajes. De serie viene con un equipamiento muy completo, aunque a base de talonario podemos dejar el coche a nuestro gusto.
