Está propulsado por un motor de seis cilindros bóxer de 3.8 litros que entrega una potencia de 430 CV-30 más que la variante S- y que gracias a la combinación con la transmisión automática PDK de doble embrague y siete velocidades, logra realizar el paso de 0 a 100 km/h en sólo 4,2 segundos, llegando a alcanzar los 306 km/h de velocidad máxima.
Además, para mejorar su dinámica de conducción, incluye de serie el sistema Porsche Active Suspension Management –PASM- de amortiguación activa con la que se puede reducir la altura del coche en hasta 10 mm. Ello, unido a unos cambios estéticos adicionales, como los pasos de rueda más prominentes, vías ensanchadas, el paquete Sport Chrono, provoca que la propia marca asegure haber reducido las diferencias entre esta variante y el mítico 911 GT3… habrá que verlo.
