Respecto a la generación precedente, el nuevo Boxster alcanza los 4,37 m de largo -tres centímetros más-, el tren delantero aumenta su anchura en 4 cm, el trasero 1,8 cm, la altura, desciende 1,3 centímetros y la distancia entre ejes aumenta en 10 cm. El techo de lona tricapa disponible en cuatro colores -negro, azul, rojo y marrón- se pliega en forma de Z en sólo 9 segundos -se puede accionar en marcha circulando a menos de 50 km/h- en un pequeño compartimento emplazado tras los reposacabezas -se elimina la tapa que lo cubría, lo que permite ahorrar 12 kg de peso-. La estructura de este elemento es muy ligera, ya que está fabricada en magnesio. El peso respecto al anterior disminuye, según la versión, entre 25 y 35 kg, gracias principalmente al empleo del aluminio en determinadas partes de la carrocería y el chasis.
Por fuera, destacan las entradas de aire laterales -para refrigerar el motor central- y los pilotos traseros, cuyos intermitentes forman parte del spoiler posterior.
La gama está compuesta por dos motores gasolina. El Boxster -a secas- emplea un nuevo 2.7 con seis cilindros bóxer de inyección directa que desarrolla 265 CV, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 5,8 seg. y alcanzar una velocidad máxima de 264 km/h. La variante S hereda el 3.4 del 911, aunque en este roadster se queda en 315 CV, con un paso de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y una velocidad punta de 279 km/h. Ambos llevan asociado de serie un sistema Start/Stop, que detiene el motor cuando el vehículo se para con el fin de ahorrar combustible y disminuir las emisiones.
Por dentro: escalón de entrada… pero de calidad.
La postura de conducción resulta muy deportiva. Vas sentado muy bajito, pero los ajustes tanto del volante como del asiento -que aúna comodidad y sujeción a parte iguales- permiten que cualquier conductor, sea cual sea su estatura y complexión, se sienta cómodo. El diseño interior cambia respecto a la anterior generación; destacan la nueva consola central elevada -simplificada en cuanto a botones respecto a la que estrenó el Panamera- y la pantalla de 4,6– ubicada a la derecha de la tradicional instrumentación de la marca -todo gira alrededor de la esfera principal, donde se emplaza el cuentavueltas-, que recoge datos relacionados con el ordenador de a bordo, navegador, teléfono, equipo de audio… La calidad de los materiales y los ajustes son excelentes, aunque durante las pruebas realizadas durante la presentación, apreciamos leves crujidos entre los dos reposacabezas, en el espacio reservado para instalar el cortavientos.
El remate de la capota es excelente y, según la marca, gracias al aumento del empleo de material aislante, se ha reducido el ruido de 74 a 71 db circulando a 100 km/h respecto a la generación anterior. Los botones ofrecen un tacto sólido y quedan muy a mano del conductor.
En marcha: el chasis destaca por encima de lo demás.
Nada más girar la llave de contacto -emplazada a la izquierda del volante-, se produce un estruendo, como si se pisase levemente el acelerador, para inmediatamente pasar a un sugerente y deportivo ralentí, que identifica con claridad que se trata de propulsor bóxer de la marca. En primer lugar, tuvimos la oportunidad de probar un Boxster 2.7. El motor ofrece un buen rendimiento y, el hecho de que sea atmosférico, implica que ofrezca la mejor respuesta en la parte alta del cuentavueltas. La entrega de potencia es progresiva pero, cuando sobrepasamos las 4.000 rpm hasta pasadas las 7.500 rpm, el empuje se vuelve más contundente, con un sonido de escape que pone los pelos de punta -sobre todo cuando circulamos por túneles o en carreteras de montaña con paredes naturales que hacen rebotar el sonido-. Además, el consumo es realmente bajo para las prestaciones que desarrolla, ya que no resulta complicado moverse en valores entorno a los 9 l/100 km -el dato oficial de consumo medio se queda en 8,2 l/100 km con caja de cambio manual y 7,7 l/100 km con la automática de doble embrague PDK-.
Sin embargo, el aspecto más destacable del 981 es el comportamiento. El chasis es tan bueno y se muestra tan equilibrado, que está muy por encima de las prestaciones que ofrece el motor 2.7. El Boxster se agarra al asfalto como una lapa y cambia de apoyo con una agilidad pasmosa. Resulta complicado que este coche genere complicaciones al conductor si se conduce de forma correcta. Se puede circular rapidísimo de forma natural y sin la necesidad de ser especialmente habilidoso volante.
La dirección electro hidráulica procedente del 911, no ofrece tanta cantidad de información como la anterior hidráulica, pero si lo suficiente como para conocer la cantidad de adherencia disponible en cada momento. Resulta directa y precisa, por lo que tan sólo hay que apuntar al vértice de la curva y esperar a que el Boxster pase con una suficiencia insultante. Además, el nivel de tracción es altísimo, por lo que puede pisar el acelerador sin miedo a la salida de los giros sin perder eficacia.
Nuestra unidad montaba la suspensión adaptativa PASM -una opción muy recomendable, por 1.533 €– que brinda un equilibrio entre la comodidad que proporciona circulando en autopista y la dureza para que la carrocería apenas se incline en los apoyos más fuertes. Nuestro Boxster también llevaba instalado el paquete Sport Chrono que, por 2.172 euros, ofrece tres modos (normal, sport y sport plus) que intervienen en la dureza de la suspensión, la respuesta del cambio y el acelerador, el nivel de intervención de los controles electrónicos…
La variante S, soluciona la falta de concordancia entre motor y chasis, ya que el motor 3.4 de 315 CV ofrece una respuesta más contundente en toda la banda de revoluciones -se nota el aumento de par máximo de 280 a 360 Nm-. La respuesta es más instantánea y, ahora sí, se le puede sacar casi el máximo al chasis -decimos casi porque estamos convencidos de que soportaría bastante más potencia sin problemas-. Además, el aumento de prestaciones no implica un gasto de combustible radical; el dato oficial con la caja de cambio manual es de 8,8 l/100 km y, con la PDK, 8,0 l/100 km.
La caja de cambio automática de siete marchas PDK -no tuvimos la oportunidad de probar la manual de seis velocidades- es la mejor automática de doble embrague del mercado. Resulta cómoda y suave cuando pretendes simplemente circular tranquilo, e incisiva y rápida cuando quieres sacar el máximo provecho al coche. Por su parte, los frenos -tanto los de serie como los cerámicos, en opción por 7.857 euros- son inagotables y muestran un tacto prefecto.
Precios:
Boxster 52.789 €
Boxster PDK 55.823 €
Boxster S 67.135 €
Boxster S PDK 67.640 €
Qué dicen del futuro…
Según comentaron durante la rueda de prensa de la presentación internacional, no se descarta la llegada de motores 4 cilindros turbo alimentados a la gama Boxster/Cayman.