Primera prueba del Alfa Romeo Stelvio

El Alfa Romeo Stelvio es un nuevo todocamino que comparte arquitectura con el Giulia. Su comportamiento nos ha sorprendido.


A día de hoy, es realmente difícil lanzar al mercado un producto sorprendente, y más aún en un segmento tan trillado como el de los todocaminos de tamaño medio. Alfa Romeo lo ha conseguido.

Acabamos de volver de Los Alpes, por cuyas serpenteantes carreteras hemos recorrido un par de cientos de kilómetros sobre asfalto seco, mojado, nevado e incluso sobre hielo, y cuanto más tiempo pasamos a los mandos del Alfa Romeo Stelvio, más convencidos estamos del excelente trabajo de diseño, desarrollo y puesto a punto llevado a cabo en esta segunda entrega del Proyecto Giorgio.

El Proyecto Giorgio nace para resucitar (por enésima vez) Alfa Romeo, para devolver la mítica marca italiana al olimpo de la automoción. La idea es simple: partir de un lienzo en blanco y desarrollar una nueva arquitectura con una cadena cinemática también inédita cuyo primer exponente es la berlina deportiva Giulia, que comenzó a venderse hace escasamente un año.

Ahora, apenas tres meses después de haberlo visto por primera vez en el Salón de Los Ángeles (EE.UU.), nos hemos puesto por primera vez a los mandos del Alfa Romeo Stelvio, y sus sensaciones dinámicas no han podido ser mejores. En concreto, hemos conducido la versión diésel de 210 CV y la de gasolina de 280 CV, las más potentes de la gama hasta la llegada, aún sin fecha, del extraordinario Quadrifoglio, propulsado por un V6 biturbo de 510 CV.

Comportamiento ágil y muy noble

Alfa Romeo Stelvio interior

Lo primero que nos ha llamado la atención es que todas las versiones son automáticas, de ocho velocidades, con levas fijas tras el volante. Yo, personalmente, soy partidario de que las levas acompañen el movimiento de la dirección, pero en este caso, dado su gran tamaño y la relación tan directa de aquella, no hay nada que reprochar. Sentirse cómodo a los mandos del Alfa Romeo Stelvio desde el primer minuto es muy sencillo, y enseguida comenzamos a intentar buscarle las cosquillas. Pero cuanto más forzamos los apoyos, cuanto más intentamos encontrar los puntos débiles y, sobre todo, cuanto peor conducimos, más positivamente nos sorprende.

Alfa Romeo StelvioCalzado con neumáticos de invierno Pirelli Scorpion Winter 235/55-19, el Stelvio se siente increíblemente cómodo en los interminables puertos de montaña que rodean St. Moritz (Suiza), da sensación de ser muy ágil, pero a la vez perdona con nobleza que levantemos el pie del acelerador en pleno apoyo, y nunca parece tener el menor problema para trasladar al suelo los 280 CV de su motor sobrealimentado de dos litros. La combinación de agilidad y sensación de seguridad que proporciona este vehículo es muy difícil de encontrar en un cualquier otro todocamino.

Quizá lo que menos nos haya convencido son algunos detalles de acabado, la imagen de la cámara trasera y la pobre respuesta del motor en el modo «a» del selector de modos de conducción «dna», ya que nos impide salir a adelantar con unas mínimas garantías y nos obliga a manipular este mando si queremos disponer de la máxima potencia. Estamos acostumbrados a que los fabricantes jueguen con diferentes curvas de respuesta del acelerador, pero siempre con todos los caballos esperando a salir en nuestro auxilio si hundimos el pie en el pedal, y en este Alfa Romeo no basta con pisar a fondo; también hay que girar la ruleta.

Alfa Romeo Stelvio trasera

Y, por hoy, esto es todo. Si quieres saber más del Stelvio, te invitamos a que estés atento a los próximos números de Evo Magazine España, Autofácil y Fórmula TodoTerreno, donde te contaremos algo más sobre este sorprendente todocamino.

Scroll al inicio