Hay que remontarse hasta 1987 para hablar del primer Opel Corsa GSi, la versión «picante» del utilitario alemán que ha grabado las míticas siglas de ´Grand Sport injection´ en la mente de miles de aficionados. Desde entonces, todas las generaciones del Corsa han contado con su variante GSi y, como no podía ser de otra manera, la quinta entrega del modelo alemán acaba de incorporar esta versión a su catálogo. Tras la desaparición del Opel Corsa OPC, el GSi se convierte en la alternativa más deportiva de la gama y, a pesar de que no ofrece la misma cantidad de potencia, cuenta con los argumentos necesarios para garantizar la diversión al volante. Para conocerlo, hemos viajado a la frontera entre Francia y Alemania, concretamente a Alsacia, donde se encuentra la famosa «Route de Crêtes», una carretera repleta de curvas que resulta ideal para comprobar si, con esta última versión, el Corsa GSi sigue a la altura de sus predecesores.
Opel Corsa GSi 2018: así es por fuera
Con el primer vistazo queda claro que no estamos ante un simple nivel de terminación, puesto que la entrada de aire situada en el capó, el spoiler trasero, los detalles en fibra de carbono y las llantas de aleación de 17″ -de 18″ de manera opcional- calzadas en neumáticos Michelin Pilot Sport 4 dejan claro que la cosa va en serio. Y es que, bajo este diseño agresivo y bien diferenciado del resto de versiones, se esconde el mismo chasis que montó el Corsa OPC, si bien los ingenieros de Opel lo han retocado para mejorar el comportamiento dinámico. Además de unos frenos con discos de mayor tamaño -308 mm- y pizas de color rojo, los cambios se resumen en una suspensión 10 mm más baja con amortiguadores Koni y un eje trasero reforzado para ser más ancho y rígido que el del OPC.
Bien es cierto que el chasis del OPC es toda una garantía a la hora de disfrutar de una carretera de curvas, pero el concepto que representan las siglas GSi dista mucho de lo que ofrece cualquier versión OPC. Lejos de ser el más rápido o el más radical de la categoría, el Corsa GSi está enfocado a brindar sensaciones al volante sin renunciar a la practicidad de un utilitario, por lo que sigue siendo una buena opción para los desplazamientos diarios, ya sean por ciudad o por carretera, pero también es divertido en un puerto de montaña.
Opel Corsa GSi 2018: así es por dentro
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Por otra parte, el GSi llega al final de la vida comercial del Corsa y, tratándose de la versión tope de gama, no es para menos que incluya una amplia dotación de serie, máxime si tenemos en cuenta que es una especie de edición de despedida. De esta forma, cuenta elementos específicos, como los pedales de aluminio, el volante deportivo achatado en su parte inferior y revestido en cuero o el pomo de la palanca de cambios y el freno de mano también en cuero.
De igual forma incluye el último sistema de infoentretenimiento de la marca, el IntelliLink 4.0 con pantalla táctil central de 7«, que tiene navegador y es compatible con Apple CarPlay y Android Auto. De serie, la tapicería es de tela y los asientos delanteros son deportivos, pero, opcionalmente, puede equipar unos semi baquet Recaro tapizados en cuero negro; todavía no conocemos el precio de estas butacas, pero deberían costar alrededor de 1.000 euros y son muy recomendables, ya que aportan un plus de deportividad al interior y sujetan el cuerpo de maravilla. De lo que no hay opción es de escoger la variante GSi con carrocería de cinco puertas, ya que Opel ha decidido lanzarlo, únicamente, en tres puertas, por lo que mide 4,02 m de largo y cuenta con un maletero de 280 litros, lo que deja una capacidad de carga inferior a la de sus rivales, si bien puede ampliarse a 1.090 litros con los asientos traseros plegados.
Otros elementos a destacar del equipamiento de serie son los faros bi-xenóna daptitvos o los múltiples sistemas de asistencia a la conducción, como el reconocimiento de señales de tráfico, la alerta de cambio de carril involuntario o la cámara frontal Opel Eye con alerta de colisión frontal. Tampoco falta el espejo interior fotocromático, pero se echan de menos más tomas USB repartidas por el habitáculo, puesto que solo hay una y está colocada en la parte inferior de la consola central.
Opel Corsa GSi 2018: así va
Pero, más allá de la estética, el equipamiento y, sobre todo, su puesta a punto, lo más interesante del Opel Corsa GSi se esconde bajo el capó. Hablamos del motor de gasolina 1.4 turbo de cuatro cilindros, que está asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades y entrega 150 CV. Gracias a la sobrealimentación, su par máximo es de 220 Nm, aunque no sale a relucir hasta que se superan las 3.000 rpm; lo cierto es que el Corsa GSi resulta perezoso en bajas, por lo que es obligatorio recurrir de forma constante al cambio para sacar el máximo partido del propulsor de 1.4 litros. El rendimiento en la zona media del cuentavueltas, eso sí, es bueno, sobre todo si tenemos en cuenta sus 1.214 kg de peso. Al tratarse de un bloque turboaliementado, la zona roja se sitúa en torno a las 6.300 rpm, pero el par máximo solo está disponible hasta las 4.500 vueltas, aunque por encima de esa cifra sigue empujando con ganas.
Queda claro, por tanto, que la transmisión es un elemento clave a la hora de sacar a relucir las cualidades dinámicas del Corsa GSi. Consciente de ello, el equipo de desarrollo de Opel Performance Cars and Motorsports, con Volker Strycek al frente, se ha esforzado en lograr unos recorridos precisos de la palanca de cambios, así como una relación de marchas más bien corta. Esto podría ser negativo en viajes largos, pero la sexta velocidad ´desahoga´ bastante y permite circular a 120 km/h a unas 2.900 rpm, aunque, debido a la citada falta de bajos, es imprescindible reducir a quinta marcha para hacer recuperaciones o adelantamientos en el menor tiempo posible. Y es que, utilizando bien el cambio, se puede acelerar de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos, mientras que la velocidad máxima es de 207 km/h.
Dejando a un lado las prestaciones, lo que realmente se le da bien Corsa GSi es divertir. Las carreteras de Alsacia repletas de curvas han sido el mejor escenario para comprobar que esta versión está a la altura de su apellido. Ayudado de la suspensión y los siempre eficaces neumáticos Michelin Pilot Sport 4, el chasis es capaz de digerir cualquier curva, por cerrada que sea, lo que se traduce en una constante sensación de confianza al volante. La dirección, por su parte, cuenta con un nivel de asistencia -y dureza- correcto para un modelo de estas características, por lo que no resulta tan ligera como la del resto de versiones de la gama, lo cual se agradece en una carretera de este tipo, sin ser perjudicial a la hora de maniobrar a baja velocidad, como se espera en cualquier utilitario. Es justo decir que parte de la agilidad del Corsa GSi se debe a la puesta a punto de la dirección y, de la misma forma, es inevitable destacar el trabajo realizado con la suspensión, que, siendo más firme que la del OPC, es menos seca e igual de eficaz. También es relevante señalar que, después de rodar a ritmo elevado durante más de 80 km de curvas y desniveles, el consumo medio fue de 10,2 l/100 km.
En conclusión
El Opel Corsa GSi ha dado un paso adelante respecto a su predecesor y ha recuperado la ensencia de las siglas GSi. No es tan rápido como el OPC, pero logra su cometido: ser divertido sin renunciar a la practicidad del resto de versiones de la gama. Es difícil encontrar una alternativa de estas características en el mercado, tanto por estética, como por comportamiento dinámico, equipamiento y, por supuesto, por precio, ya que está disponible desde 21.500 euros, pero, con las campañas de lanzamiento en septiembre, puedes llevártelo a casa por 14.400 euros, mientras que una unidad como la de las fotografías se aproximaría a los 17.000 euros.