Hay varios Mercedes Clase E disponibles para que coja, que es lo que ansío hacer después de analizar el coche en parado. No está toda la gama, pero sí que está uno que tiene mucha lógica: el E 220 d. Diésel, sí, con etiqueta ECO y con un motor 2.0 de cuatro cilindros que desarrolla 197 CV. Anuncia 7,6 segundos para pasar de 0 a 100 km/h (de sobra), 238 km/h de velocidad punta (más aún) y un contenido consumo de 4,8 L/100 km.
No puede escapar del típico sonido diésel de cuatro cilindros, pero el habitáculo está tan aislado (diría que el vano motor también) que no llega mucho ruido a tus tímpanos. Empuja con contundencia desde un régimen medio-bajo y cuando quieras estirar una marcha no apreciarás mucho desfallecimiento en la parte alta.
La caja 9G-Tronic funciona perfectamente y la suavidad general y el confort del vehículo te hace incluso cuestionar si merece la pena ‘subir’ a un Clase S. Porque este nuevo Clase E se sitúa ya a un nivel altísimo como berlina de representación.
La suspensión de serie es de muelles helicoidales tradicionales, pero hay una neumática Airmatic en opción. Es un ingrediente más para elevar un poco el confort y la estabilidad de un coche que te invita a viajar por autopista a 200 km/h como poco.
No digo que lo haya hecho, amigos de la DGT (bueno, si en realidad estaba en otro país, nah), pero el Clase E invita a ello y te brinda una experiencia repleta de confort, seguridad y confianza en lo que estás haciendo.
Si llegan las curvas, pues lógicamente algunas de sus virtudes se desvanecen. Sin embargo la dirección es muy precisa (también excesivamente ‘digital’) y hay un eje trasero direccional opcional que reduce el radio de giro, con la consecuente ganancia en agilidad.
La verdad es que la prueba es demasiado corta como para explorar todos los detalles del nuevo Mercedes Clase E. Es lógico. Harían falta muchas más horas y kilómetros para profundizar en tu relación con un automóvil de este calibre. Llegado el caso, el sistema de inteligencia artificial que incorpora el vehículo iría aprendiendo sobre mis hábitos y gustos para adecuar temperatura, visualizaciones de pantalla o ajustes de conducción en base a ello.
También podría yo valorar si merece la pena pagar por ciertos añadidos que se desbloquean de forma inalámbrica, como los proyectores de los faros matriciales, el asistente de maniobras para llevar remolque o la realidad aumentada del navegador.
Pero en este ratito he apreciado una conducción muy agradable. El rodar es muy smooth, como dicen los británicos, la confianza que te otorga es elevadísima y muy pronto te sientes cómodo a sus mandos.
Y esta motorización diésel de 197 CV, la menos potente de la gama, le sienta genial. Puedes viajar muy rápido, créeme, con consumos verdaderamente sorprendentes. A 120 km/h de media, apenas 5,0 L/100 km. A 200 km/h sostenidos, no más de 8,5 L/100 km.
Francamente, si quieres una berlina grande y refinada para viajar rápido por autopista, no hay mejor opción que el Clase E en su rango de precio. Hay rivales que también son competitivos y que incluso son mejores en según qué áreas, pero lo que hace el Mercedes Clase E, lo hace perfecto. Esos competidores son el Volvo S90, el BMW Serie 5, el Jaguar XF o el Audi A6.
Ahora bien, tengo que criticarle algo a este Mercedes. A España llegarán las líneas de equipamiento Avatgarde y AMG Line, pero no la Exclusive. Esta última es la que porta la tradicional estrella de Mercedes levantada sobre el capó delantero, un accesorio característico para mí esencial en una berlina Mercedes de esta presencia.
Y otra cosa más. Este Mercedes E 220 d cuesta 63.500 euros, lo que son unos a estos niveles irrisorios 1.000 euros menos de lo que cuesta el E 300 de, el cual aporta 313 CV de potencia, más de 100 km de autonomía eléctrica y una etiqueta CERO Emisiones. Pensándolo fríamente, es el E 300 de la compra más aconsejable lo mires por donde lo mires. Salvo que necesites 540 litros de maletero, claro.