En un mercado dominado por los turismos con apariencia de todoterreno carentes de capacidades para circular fuera del asfalto, el nuevo Suzuki Jimny es una extraordinaria anomalía. Aún no hemos podido conducirlo, pero por fin lo hemos visto, lo hemos tocado, nos hemos tirado debajo de él y hemos comprobado que sigue siendo un todoterreno puro, el único que queda en su categoría.
A finales de septiembre tendremos la ocasión de ponernos a sus mandos por primera vez, y un poco más tarde llegará a los concesionarios… aunque con cuentagotas. Lanzado ya en varios mercados asiáticos, ha tenido tanto éxito que su producción no está siendo capaz de alimentar la demanda, algo que se solucionará en los próximos meses pero que obligará a Suzuki a poner cupos a sus diferentes mercados. Y una primera consecuencia de estos cupos, y del enorme salto dado adelante en materia de equipamiento y acabados, es que el precio será claramente superior al del actual modelo, si bien aún no sabemos en qué medida.
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Sí podemos contarte que habrá dos niveles de equipamiento, aunque la mecánica será idéntica en ambos. Sobre un nuevo chasis de dos largueros y nada menos que diez travesaños (dos de ellos cruzados para dar mayor rigidez a la torsión y uno no estructural que soporta la caja tránsfer), apoyado mediante muelles sobre dos ejes rígidos (guiados por dos brazos longitudinales y barra Panhard), encontramos una compacta carrocería de aire retro que da acceso a un interior de cuatro plazas limitado por unas dimensiones exteriores de 3,48 metros de longitud y 1,65 de anchura.
Con 102 CV pero sin turbo
Bajo el capó, que se extiende hacia las aletas como en los veteranos SJ 410/413, hay un motor atmosférico de cuatro cilindros y 1,5 litros (K15B) que desarrolla 102 CV y solo 130 Nm, asociado a un cambio manual de cinco relaciones o, en un futuro próximo, una caja automática con cuatro marchas. La potencia se envía al tren trasero a través de una tránsfer mandada por palanca que puede conectar también el tren delantero y aplicar un valor de desmultiplicación de 2,002:1 cuando se selecciona la reductora. No hay diferencial central ni bloqueos de los diferenciales delantero y trasero, pero sí un sistema de control de tracción pensado para maximizar la motricidad fuera del asfalto.
La dirección sigue recurriendo a un sistema de recirculación de bolas (recurso habitual en los todoterrenos con eje delantero rígido), mientras que la frenada se confía a discos delanteros sólidos y tambores traseros.
En cuanto al interior, hay chapa a la vista, plásticos rígidos y únicamente cuatro asientos, pero las plazas delanteras son más amplias, podemos disponer de navegador, climatizador automático, asientos calefactados y altavoces traseros. Bajo el piso del maletero hay un pequeño hueco con tapa, cuya superficie permite que los respaldos de los asientos traseros queden enrasados con el piso.
Así, más allá de su nueva e impactante carrocería, hay que entender este Jimny JB74 como una evolución del modelo precedente, que permitirá disponer de una mayor seguridad tanto activa como pasiva, así como elementos de confort que hasta ahora no estaban disponibles, todo ello sin renunciar a unas prometedoras aptitudes todoterreno.
