Probamos un SsangYong Tivoli de 300.000 euros

SsangYong es una marca eminentemente todo terreno. Por eso, han decidido apoyar al madrileño Óscar Fuertes para luchar por el Campeonato de España de Rallyes Todo Terreno con un Tivoli de lo más especial... y nos han dejado probarlo.


Aunque no te lo creas, probar un coche de carreras es, en la mayoría de las ocasiones, un auténtico marrón. El baquet no es regulable, así que o bien tienes la inmensa suerte de tener una postura al volante similar a la del piloto o tendrás que apañarte como puedas para llegar a los pedales o ver por encima del volante en el caso de que seas un tipo bajito como es mi caso. Además, están pensados para que vayan bien cuando se va totalmente a fondo con ellos, así que cosas como el simple hecho de intentar iniciar la marcha requieren una importante dosis de pericia. Y, por si fuera poco, tienes la constante sensación de que los miembros del equipo están acongojados pensando en que igual se lo rompes y que no queda demasiado tiempo para la próxima carrera…

En esta ocasión, SsangYong España y el equipo de Óscar Fuertes nos han invitado a probar su Tivoli Rally a escasos diez días de la próxima cita del campeonato, la Baja TT Dehesa Extremadura. Es la cuarta cita de un certamen en el que el equipo ocupa la segunda plaza provisional del campeonato. Mientras me coloco el arnés de seis puntos y me conecto el cable de los interfonos al casco, Óscar no deja de comentarme diferentes secretos para que todo vaya bien. Pese a que Fuertes es bastante más grande que yo, no tengo problemas para manejar los pedales, la dirección o el cambio. Voy a gusto. Esto pinta bien, y está claro que aquí se pueden aguantar muy bien largos tramos de decenas de kilómetros por cualquier camino por muy destrozado que esté.

En marcha

Piso el embrague, que tiene un tacto bastante duro, y tiro hacia atrás de la gran palanca de cambios. El clásico clonk de las cajas de cambio de carreras me avisa de que la primera ya ha entrado, al tiempo de que el uno correspondiente se ilumina en el display que tengo delante de mí. La caja de cambios es una Sadev secuencial de seis velocidades y, en carrera, el embrague tan sólo se usa para meter primera, marcha atrás o para detenerte por completo. Después, todas las marchas se meten sin pisarlo y sin necesidad de soltar el acelerador, si bien en nuestra prueba sí haremos estas dos cosas para no forzarla tanto. Pese a ello, el tacto del cambio es muy suave, tanto que un leve toque ya es suficiente como para pasar a una marcha o a otra. Eso, unido a un recorrido cortísimo, la convierte en una caja extremadamente rápida en carrera.

El Tivoli emplea un motor 3.0 biturbo diésel de más 300 CV y 750 Nm de par, así que prácticamente no es necesario ni acelerar para iniciar la marcha. A partir de ahí, sorprende la fuerza con la que empuja el motor en cuanto se empieza a acelerar. «Lo ideal es moverse entre las 1.500 y las 3.000 rpm, pues ahí es donde puedes aprovechar sus 750 Nm de par«, me comenta Óscar Fuertes.

Este SsangYong acelera muchísimo, pero lo más sorprendente es la facilidad con la que pasa a esa velocidad por encima de cualquier bache. Lo absorbe todo sin que los ocupantes perciban golpes secos, gracias a una suspensión formada por dos amortiguadores Öhlins por cada rueda con un recorrido de 250 mm –limitado por reglamento-.

En realidad, el chasis es una estructura tubular específica de competición, y poco tiene que ver con la de un coche de calle. Realizada por el equipo portugués Cattiva Sport, el conjunto pesa los 1.750 kilos que ordena el reglamento. Sin embargo, el comportamiento se caracteriza por ofrecer una agilidad mucho mayor de la que uno espera de un coche de este peso. Tiene tracción total y el diferencial central reparte el 50% del par a cada eje, y eso hace que, al principio, sea un poco torpe en las curvas más lentas.

Pero si aprendes a jugar un poco con las inercias en las frenadas e, incluso, con el freno de mano hidráulico, es fácil descolocar la parte trasera para poder redondear las curvas con facilidad. Es entonces cuando el Tivoli describe unas suaves derrapadas muy fáciles de controlar, mostrándose como un coche bastante ágil en las zonas más viradas.

La dirección destaca por su gran precisión y por no ser demasiado pesada. Gracias a los neumáticos BF Goodrich de competición, es mucho más fácil guiar al Tivoli de lo que uno podría esperar, y su agarre sobre las pistas de tierra es especialmente bueno. Hasta que no pilotas un coche con unos neumáticos de este tipo, no te puedes hacer una idea de lo mucho que agarran incluso cuando le exigimos el máximo al potente equipo de frenos AP Racing con discos de 360 mm.

La facilidad con la que el SsangYong devora los caminos a gran velocidad sin inmutarse por los baches y con una agilidad pasmosa acaba de explicar cómo es posible que su precio ronde los 300.000 euros. Y, también, explica por qué este equipo es uno de los grandes favoritos a llevarse este año el título de Campeones de España de Rallyes Todo Terreno.

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