En esta época del año, el aire acondicionado es un elemento indispensable para que la experiencia a bordo del coche sea placentera y segura para todos sus ocupantes. Como te hemos contado en varias ocasiones, para que su funcionamiento sea óptimo, y para evitar futuras y costosas averías, es recomendable llevar a cabo ciertas revisiones.
Sin embargo, existen otras prácticas más allá del mantenimiento que no sólo puede resentir este fundamental sistema, sino que también puede dañar otros elementos del coche. Por ejemplo, elegir bien la temperatura del termostato para no sobrecargar el aire acondicionado, pero también algo tan sencillo como apagar dicho sistema unos minutos antes de hacer lo propio con el motor del coche.
¿Qué es lo que puede pasar? Seguro que ha sucedido más veces de las que muchos se acuerden, pero lo cierto es que repetir esta práctica con el aire acondicionado puede tener consecuencias para otros elementos del vehículo.
Exceso de humedad en los circuitos internos del aire acondicionado
El compresor del aire acondicionado es un elemento que consume mucha energía. Así, si se deja encendido, cuando se haga contacto la próxima vez, la batería tendrá que asumir el esfuerzo del motor de arranque y del compresor a la vez. Si esto se produce reiteradamente, se acortará notablemente la vida útil de la batería.
Este no es el único problema. La humedad acumulada en el interior del circuito también puede dañar los circuitos. Además, esa condensación favorece la aparición del moho y las bacterias, generando así malos olores en el interior e incluso riesgo para la salud de los ocupantes. Dejarlo encendido puede llegar a provocar una sobrecarga del sistema eléctrico, lo que incurriría en costosas reparaciones.
¿La solución? Apagar el aire acondicionado unos minutos antes de para el motor del vehículo para que los conductos del mismo se sequen correctamente. Junto a esto, se recomienda encarecidamente llevar un mantenimiento de este sistema: sustituir el filtro del habitáculo cada 20.000 km o cada dos años; recargar el gas o limpiar el circuito a fondo -siempre por especialistas-. Un aire acondicionado no sólo reduce el riesgo de alergias y otros problemas respiratorios, sino que también contribuye a un menor consumo del vehículo.
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