Prueba a fondo Ford Ranger Raptor (I): el 4×4 más extremo que se vende en España
El interior del Ford Ranger Raptor es diferente al de su antecesor en términos de diseño y tecnología, pero tanto en espacio. Si empezamos por esto último, el Ford Ranger Raptor es tan bueno como cualquier otro pick-up del mercado, incluido el Ranger Raptor anterior. Hay mucho espacio delante, y ahora la postura al volante ha mejorado porque se ha incluido reglaje en profundidad para el volante (antes sólo se regulaba en altura). Por su parte, las plazas traseras también son bastante amplias, sobre todo por anchura.

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La gran ventaja de este tipo de coche es su enorme capacidad de carga, aunque dadas sus características, también tiene sus peculiaridades. Está pensado para trabajar, y eso que las capacidades de carga de Raptor son más limitadas que las de un Ranger normal. No está pensado para utilizarlo como un clásico maletero. Por eso, no vamos a perder mucho tiempo en contar gran cosa más allá de citar algún ejemplo obvio, como la boca de carga es muy alta, el portón resulta un poco pesado, hay posibilidad de que la carga vaya volando de un sitio a la otra de la caja si no la amarramos de alguna forma…
Entre sus ventajas, puedes meter casi cualquier cosa por voluminosa que sea (tienes un espacio de 1,56 metros de largo, 1,22 metros de ancho y 90 cm de altura hasta el borde de la carrocería; puede cargar un máximo de 652 kilos), puedes lavarlo con una manguera… En fin, lo que es un pick-up, ni más ni menos. Eso sí, en este Raptor existe la posibilidad de incluir por 2.150 euros una cubierta metálica eléctrica que se acciona desde el interior (el mando está junto a al de las luces). Incluye también un revestimiento específico de la caja, también en plástico duro.
Frente a su antecesor, las diferencias son palpables. Es diferente, la instrumentación, que ahora es digital y parcialmente configurable, y en la consola centra encontramos una gigantesca pantalla que aglutina multitud de funciones. Cuenta con el sistema multimedia SYNC 4ª de Ford, el más moderno del que dispone ahora la firma del óvalo y, aunque responde bien y da sensación de calidad y modernidad, exige mucha más atención que los clásicos botones. Es más, en el Raptor hay tantas cosas que se pueden regular, y algunas se pueden hacer de tantas formas diferentes, que al final termina siendo un poco caótico. Por ejemplo, puedes jugar con los modos de conducción a través de la pantalla, pero también con los botones del volante, con los que hay junto al cambio o a través de la instrumentación. Simplificarlo “un poco bastante” sería fabuloso.
Más allá de eso, el Raptor es un pick-up, y eso explica que su interior esté construido en gran parte con plásticos duros y pensados para aguantar un trato duro. Y, también, para facilitar su limpieza. Eso sí, que los plásticos sean duros no significa que el coche esté mal hecho, pues los ajustes y remates están dentro de lo que uno puede esperar de un coche así. Y ni tan mal, pues estamos convencidos de que nadie se compra un Raptor por su interior o su calidad de acabados. Lo verdaderamente importante son sus capacidades fuera del asfalto.
Prueba a fondo Ford Ranger Raptor (I): el 4×4 más extremo que se vende en España
Pincha aquí para ver la tercera parte de la prueba del Ford Ranger Raptor
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