Nuestra lectora Úrsula nos ha dejado una consulta en nuestro correo electrónico preguntándonos por una circunstancia que tiene lugar en su garaje… y que le ocurrirá a más de uno (y a más de 100) de nuestros lectores.
En concreto, esta lectora nos indica que lleva “casi dos años dejando el coche en un garaje comunitario”, en una plaza que “es la del centro” respecto a otras dos plazas y que, debido a los otros usuarios “dejan sus coches tan pegados [al mío], a veces no consigo ni siquiera entrar en el coche”, tanto es así que en alguna ocasión “me he visto incluso obligada a dejar el coche allí”.
Por otro lado, Úrsula señala que “la vecina del coche de mi izquierda (el que queda más cercano a la puerta del conductor del mío) ayer se me quejó porque entiende que tenga esos problemas para entrar pero, después de tanto tiempo digamos ‘apoyando’ la puerta de mi coche en su coche (ojo, que tengo cuidado y no la golpeo nunca); pues evidentemente tiene diversos roces en su puerta y quiere que presente un parte al seguro para que le pinten la puerta”.
Golpes de puerta en otro coche en un garaje: la respuesta
¿Es esta petición de su vecina legal?, ¿tendría viabilidad esta reclamación? Nos responde a esta cuestión Carlos Lluch, director técnico de la correduría Lluch&Juelich.

“En primer lugar, hay que señalar que este relato es más común de lo que pudiera parecer ya que, aunque actualmente las plazas de garaje deben tener, según normativa, 2,5 metros de ancho por 4,5 metros de largo (ojo, puede variar ligeramente en función de las ordenanzas municipales; muchas de ellas y especialmente las construidas hace varias décadas, no cumplen este requisito.”
Pero, “la petición de la vecina de garaje de esta lectora es legítima, ya que sea la razón por la que sea, la lectora le ha causado un daño en su vehículo. Por ello, y en aras de una buena convivencia, le recomendaría a vuestra lectora que firmaran un parte amistoso entre ambas partes. Eso implica que, si vuestra lectora tiene un seguro a todo riesgo, no pagará nada por la reparación; pero si tiene, por ejemplo, uno a terceros, su compañía arreglará el coche de su vecina y, más tarde, le repercutirá el coste de la reparación”.
“Es la mejor opción ya que, de no hacer nada, su vecina podría acudir a su propia compañía de seguros, y si esta envía un perito (que encontrará las lógicas correspondencias y desperfectos en ambas puertas) podría llegar a denunciar a esta lectora… contando además con todas las pruebas para ganar cualquier juicio”.
Por otro lado, “y una vez se haya reparado el vehículo de la vecina”, le recomendaría a vuestra lectora “que instalase un burlete o borde de goma o silicona en la zona de contacto de la puerta de su coche con la del otro; ya que, así, evitará que los daños en el coche de su vecina de garaje vuelvan a darse”.
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