Después de un tramo-espectáculo el miércoles, el rally comenzaba el jueves con una jornada de cuatro tramos y un total de 158 kilómetros cronometrados. Durante esta jornada Ogier, Hirvonen y Loeb impusieron un gran ritmo que nadie fue capaz de seguir, haciéndose Ogier con tres de los cuatro tramos del día. Dani Sordo rodaba en un ritmo inferior al trío de cabeza, pero en el segundo tramo del día se acabarían todas sus opciones en este rally, ya que un error en las notas le provocó un vuelco y le haría perder más de siete minutos.
El viernes, el duelo entre los dos franceses estaba servido. Ogier comenzaba ganando el primero de los tramos y Loeb acababa a sólo un segundo. Esta presión de Loeb hizo que el piloto de Volkswagen tuviera que conducir al límite, y en el segundo tramo cometía un error en el que perdía 44 segundos y cedía el liderato del rally a Loeb. Mientras tanto, Dani Sordo intentaba remontar el tiempo perdido en la jornada anterior, pero sufría problemas mecánicos en su DS3 y no pudo rodar a buen ritmo en toda la jornada. El día acababa con Loeb en cabeza, con una renta de 40 segundos sobre Ogier y el ruso Novikov en tercera posición tras el pinchazo de Mikko Hirvonen.
En la última jornada, Loeb se dedicó a gestionar la distancia que tenía con Ogier, que parecía conformarse con la segunda posición. Por detrás Novikov y Latvala se jugaban el tercer escalón del podio, que ganaría el piloto finlandés ya que se hacía con la victoria de todos los tramos del día, incluido el Power Stage. Dani Sordo remontaba y se disputaba con Mikkelsen la octava posición, pero un problema con el cambio de marchas en los últimos compases del rally le dejaba en la novena posición.
A nadie le sorprende ver a Loeb ganar un rally, ya que el francés ha sido nueve veces campeón del mundo, pero a finales del año pasado anunciaba que se retiraba y que sólo correría cuatro rallyes durante 2013 para ‘matar el gusanillo’. La cuestión es que a día de hoy es el único piloto que puede competir contra Ogier y su Polo R WRC.
