El Range Rover Velar es casi tan grande como un Range Rover Sport, pero pretende situarse entre este modelo y el Evoque. Debe su nombre a los prototipos del primer Range Rover, lanzado hace ya 47 años. Tiene cinco plazas, un enorme maletero de 673 litros (que parece grande, pero no tanto como declara Land Rover), una amplia gama de motores, con tres opciones diésel (180, 240 o 300 CV) y dos de gasolina (250 o 380 CV), una carrocería autoportante de aluminio que vuelve las cabezas allá por donde pasa y un salpicadero táctil de aspecto futurista. Lo hemos probado, por primera vez, por las carreteras y caminos del sureste de Noruega, con empinados puertos de montaña, estrechas vías con «apartaderos» y firmes ondulados castigados por los duros inviernos de este salvaje entorno, pistas muy duras y espectaculares trialeras artificiales. Y es que uno de los aspectos más interesantes del Range Rover Velar es que conserva unas destacables capacidades todoterreno aunque no dispone de reductora en su caja tránsfer; al menos en las versiones de suspensión neumática y diferencial trasero activo, que son las únicas que hemos probado en la presentación.
No hay reductora, pero no hace falta
Con 700 Nm (en el caso del V6 diésel) y un cambio automático de ocho velocidades acoplado al motor mediante un convertidor de par es cierto que no necesitamos reductora. Da igual lo complicado que sea el obstáculo o lo empinada que esté la rampa; siempre hay par suficiente para avanzar. Salvo por este detalle, la configuración motriz es similar a la de los Range Rover «normal» y Range Rover Sport, con los motores longitudinales, alineados con el cambio automático de ocho velocidades. En el Range Rover Velar, como ocurre en el Jaguar F-Pace, el tren trasero recibe todo el par de forma permanente, mientras que el delantero se acopla solamente cuando se necesita. En la práctica, es muy difícil advertir cuándo está acoplado y cuándo no lo está.
Por comportamiento, el Velar nos recuerda al Range Rover Sport. Land Rover nos promete que es más ágil, y puede que así sea, pero es difícil asegurarlo sin conducirlos en la misma sesión.
No obstante, lo más llamativo de este nuevo Range Rover es su consola táctil, que combina dos mandos giratorios «analógicos«, que también funcionan como pulsadores, y una pantalla táctil que se suma a la de la de la interfaz multimedia, ubicada en lo alto de la consola central. En parado y tras un periodo de adaptación, la interfaz es suficientemente práctica, pero en marcha viene muy bien tener un copiloto que nos eche un cable.
Otro aspecto muy interesante del Range Rover Velar es la posibilidad de montar luces largas con tecnología láser, algo que hasta ahora solo ofrecían Audi y BMW, y que es novedad absoluta en el mercado todoterreno. Dado que en Noruega a estas alturas del año apenas hay horas de noche, no pudimos probar esta innovación.
La gama arranca en los 60.250 euros del 180D y se cierra en los 124.750 euros del P380, que son el diésel menos potente y el gasolina más potente, respectivamente. Ya puedes reservar una unidad en tu concesionario, aunque los primeros pedidos no se servirán hasta finales de septiembre. Si quieres saber más sobre el Range Rover Velar, en el próximo número 207 de la revista Fórmula Todoterreno, correspondiente al mes de septiembre, te ofreceremos más información e impresiones de este vehículo.