Un año más el renting cierra con cifras en positivo. En 2024 creció en matriculaciones en un 13 por ciento, hasta las 336.140 unidades; en peso, ya roza el 28 por ciento sobre el total, y en flota, que roza las 950.000 unidades. Esta fórmula de compra sigue siendo la favorita entre las empresas, supone prácticamente la mitad de las compras que hicieron éstas el pasado año.
En 2024 el número de clientes del renting se situó en 262.780, esto es un 2,66 por ciento por encima de 2023. Las empresas aumentaron sus compras en más de un 5,6 por ciento, suponen más del 85 por ciento de la flota. Por su parte, los clientes de renting que no son empresas, es decir, particulares y autónomos, han aumentado un 0,68 por ciento, crecimiento muy ligero si bien debemos tener en cuenta que el pasado año cayeron, motivado principalmente por aspectos como la inflación y los intereses bancarios. En todo caso, incrementaron su parque, alcanzando un peso de 14,29 por ciento.
En cuanto a tecnologías, la opción mayoritaria sigue siendo el diésel, con algo más del 33 por ciento de las ventas de renting (111.319 unidades), que eso sí, continúa a la baja. Le sigue la gasolina, con el 28,68 (96.449 unidades) y creciendo un 1,34. Ahora bien, los vehículos propulsados por energías alternativas (electrificados, híbridos, gas e hidrógeno) supusieron en 2024 el 38,19 por ciento del total de las matriculaciones de renting.
Las empresas aunque cada vez compran menos diésel, no terminan de renunciar a él porque ofrece el TCO más favorable para su uso lejos todavía de los eléctricos. En todo caso, el ritmo de caída del diésel ha variado, siendo más acusado antes de la pandemia y más moderado en los últimos años. «La evolución hacia las energías alternativas, apunta José-Martín Castro Acebes, presidente de la Asociación Española de Renting de Vehículos, está centrada en los vehículos híbridos».
En línea con las matriculaciones totales, los electrificados tampoco despuntaron en el renting. Las matriculaciones de eléctricos puros y PHEV sumaron 29.816 unidades, con una caída del 6,10 por ciento, y supusieron el 8,8 por ciento del total de matriculaciones. Hay una parte de compañías que no encuentran en la electrificación su solución, sobre todo para determinadas tareas más logísticas y de distribución y “hasta que no estén al mismo nivel de costes no se va a producir ese cambio”, afirma.
Un ejemplo son los comerciales, un segmento en el que casi la mitad de las compras se hacen a través de renting, pero que a pesar una cada vez más extensa oferta de eléctricos todavía son pocas las empresas que los eligen. Las empresas siguen teniendo muchas dudas y no optaran masivamente hasta que no las tengan despejadas. “Es necesario despejar dudas respecto a la normativa. Necesitan tener un marco normativo predecible”, comenta el presidente de la Asociación.
Desde la AER destacan que el 28 por ciento de los coches vendidos en renting proviene de fábricas españolas, por el 19,8 por ciento del mercado. Unos vehículos que cada vez son más caros. Como lo muestra el hecho de que la inversión realizada en la compra de vehículos por parte de las compañías supera los 7.600 millones de euros, un 15,34 por ciento más que al cierre de 2023, cuando se contabilizó una inversión de 6.605 millones de euros.
¿Pero cómo son los particulares que contratan renting? Desde la Asociación Española del Renting, José-Martín Castro Acebes diferencia dos tipos de clientes al 50 por ciento. Por un lado, un público joven con ingresos estables, que entiende bien los productos complejos y quiere tener controlados sus gastos. Es un público cuya edad está entre los 26 y los 36 años. Supone un público nuevo para el renting. El otro perfil de clientes particulares está compuesto por personas de más edad, entre 50 y 60 años que conocen el renting bien porque lo han usado.
Tendencias futuras del renting
Las previsiones para 2025 son de continuidad en el crecimiento de la flota y del número de clientes, acercándose a la proporción de los principales países europeos. La tendencia general es hacia unas flotas cada vez más electrificadas, favorecida por las obligaciones derivadas de la normativa de emisiones conocida como CAFÉ, que establece unas emisiones de dióxido de carbono medias de los coches vendidos por cada fabricante de 93,6 g por kilómetro recorrido.
Como frenos hacia esta electrificación encontramos los problemas con la infraestructura de recarga. Se ha incrementado el número de cargadores pero todavía quedan aspectos sin resolver. Especialmente cuando se trata de la carga de flotas en polígonos que requiere un importante despliegue.
