Rolls-Royce Ghost Black Badge: 600 CV de puro lujo

Nicolás Merino
Nicolás Merino
Más potencia, una dinámica mejorada o una serie de sutiles ajustes de diseño son parte del paquete Black Badge para el Rolls-Royce Ghost.

Un año después de su revelación, el Rolls-Royce Ghost de segunda generación recibe ahora el tratamiento Black Badge. Junto con el acabado oscurecido habitual, el Ghost también ha recibido un puñado de cambios diseñados para mejorar la experiencia de conducción. Los precios aún no se han anunciado, pero el periodo de pedidos ya está abierto.

Unos cinco años desde el lanzamiento de la gama Black Badge de la marca, la receta sigue siendo la misma. A diferencia de un Rolls-Royce Ghost estándar, no encontrarás molduras de cromo. En esta ocasión, las molduras de las ventanas del Ghost, la rejilla Pantheon y el ‘Spirit of Ecstasy’ están revestidos con un acabado de metal oscuro de alto brillo.

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Tampoco están las llantas cromadas, pues ahora lucen elementos compuestos personalizados y exclusivos Black Badge en un formato de 21 pulgadas. Aunque no están fabricadas en su totalidad de fibra de carbono, como sí ocurre en el Renault Megane RS Trophy-R, un buje de aluminio «forjado en 3D» está emparejado con un cilindro de fibra de carbono de 44 capas con sujetadores de titanio.

A pesar del uso de materiales tan livianos en las llantas, se espera que la opción de pintura más popular añada 45 kg a la báscula y se trata del ultra Black de la firma británica. Se dice que es el negro más oscuro de la industria, presentando dos capas transparentes con pulido a mano que le da un alto brillo. Este es solo uno de los 44.000 colores disponibles, y los compradores también pueden crear su propio tono.

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En el plano mecánico, se encuentra el mismo V12 biturbo de 6.8 litros que se encuentra en el resto de la gama Rolls-Royce, pero la potencia se eleva en 30 CV y 50 Nm sobre el Ghost estándar para un total de 600 CV y 900 Nm de par. Eso sí, no se esperan muchos cambios con respecto al tiempo que tarda en hacer el 0 a 100 km/h y la velocidad máxima, que es de de 250 km/h en el modelo estándar.

Sin embargo, el Black Badge es más que solo una mejora en el rendimiento. Rolls-Royce le ha dado al Ghost algunos ajustes de configuración de chasis para que sea más agradable de conducir. Lo ha hecho con nuevos resortes neumáticos para la suspensión con presiones internas que están diseñados para reducir el balanceo de la carrocería. El mordiente de los frenos se ha elevado y se ha reducido el recorrido para una sensación más precisa. Seleccionando el modo «Bajo» a través de un botón en la palanca de selección de marchas la nota acústica del escape hace que su presencia sea conocida, la velocidad de cambio de marchas aumenta en un 50% (al 90% del acelerador y más), mientras que la calibración del acelerador también se ha ajustado.

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El tratamiento Black Badge continúa en el interior, con «chapa de carbono», el símbolo Black Badge Infinity e inserciones de madera tridimensionales únicas en todas partes. El mencionado símbolo también adorna el compartimento frigorífico para el champán, construido en aluminio y aplicado entre la tercera y cuarta capa de laca tintada para crear una ilusión flotante. Todo el brillo interno también se oscurece, incluso el reloj, que ahora no cuenta con acabado cromado. El Ghost Black Badge también cuenta con una zona iluminada a ambos lados del reloj, que muestra 850 estrellas.

Rolls-Royce no ha revelado el precio del Ghost Black Badge, pero se espera que se sitúe por debajo de las 354.000 euros.

 

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