Ellos no estaban muy contentos porque no eran los más bonitos para unos jóvenes a finales de los 80. Sin embargo, el poder adquisitivo de sus padres y la idea clara de que «un Volvo es lo más seguro» prevaleció sobre sus gustos.
En general, las ideas preconcebidas positivas sobre las marcas ayudan a vender cualquier producto con sólo oír su nombre. En el caso de los coches, teniendo en cuenta que es nuestra vida lo que está en juego -como en el caso de mi amigo-, es mucho más sensible.
En nuestro informe ‘Los coches que más se rompen’ las marcas premium salen mejor clasificadas que las generalistas, en muchos casos porque debido al precio de adquisición de las primeras casi ‘obliga’ al propietario a darle un mantenimiento excepcional, sin reparar en gastos. Sin embargo son las generalistas a las que la mayoría de los conductores puede acceder y el hecho de contar con un mayor número de unidades en carretera, y no todos igual de mantenidos, genere a veces una importante diferencia.
Hoy todo esto está cambiando, en general ya no hay marcas malas, sobre todo porque los organismos de seguridad y de protección medioambiental han obligado a los fabricantes a dar un salto cualitativo importante en los mercados del primer mundo y todos los coches, sin excepción, deben cumplir una exigente normativa que los mejora, aumenta su seguridad y porqué no decirlo también el precio.
En nuestro reportaje, realizado con los datos facilitados por la empresa alemana DEKRA, se puede observar que la mayoría de los coches que ya han cubierto los 100.000 km y que no llegan al promedio de fiabilidad general, ya han desaparecido del mercado y han sido sustituidos por otros mucho más fiables que la media. No por ello nuestro estudio pierde validez, al contrario: se puede observar la tendencia por mejorar, también nos ayudará a elegir mejor un coche de segunda mano, a pensar mejor nuestra futura compra de uno nuevo y, sobre todo, a prestar más atención al apartado mantenimiento, clave en la fiabilidad y seguridad de nuestros coches.