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Desfiladeros en autocaravana. La geología marca la ruta

Autofacil
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Para los amantes de los paisajes extremos no hace falta irse a Islandia, ni a Noruega. La geografía española es tan variopinta que en nuestro país podemos encontrar un horizonte para todos los gustos. Aquí el agua también sabe hacer su trabajo.


Los desfiladeros, los cañones o las gargantas… Se les llama accidentes del terreno, pero más que accidentes son bendiciones para la retina. Los surcos que el agua ha dejado a lo largo de millones de años han creado algunos de los paisajes más singulares de España.

Desfiladero de la Hermida (Asturias y Cantabria)

No es una carretera para bromas. El Desfiladero de la Hermida es uno de los paisajes más conocidos de España. Imponentes paredones de hasta 600 metros de altura que nos señalan el final de los Picos de Europa.

Desfiladero de la Hermida

Se sitúa entre las localidades de Panes y Potes, y si te gusta la escalada deportiva, es una de las zonas privilegiadas para practicarla, aunque si lo que te va es el paseo y la contemplación, también este destino es para ti.

El río Deva es el artífice de tan magna arquitectura natural, y para acceder a él solo existe una carretera que conecta La Hermida con el mundo exterior. Es la N-621, que une al pueblito con las localidades de Panes y Unquera.

Aunque a veces parezca que la camper no va a poder pasar, aparte de algunas curvas un poco complicadas, el acceso en autocaravana a esta ruta es tranquilo. Son 21 kilómetros de puro disfrute, parando en los números miradores que tiene a lo largo de su recorrido, y visitando los pueblecitos que se encuentran a su paso. Si te encuentras en buenas condiciones físicas, hay un sendero espectacular que te lleva hasta Tresviso, una localidad con unas vistas impresionantes.

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Para pernoctar hay varias posibilidades. Dentro del pueblo de La Hermida el parking de la Oficina de Turismo es una opción gratuita y bastante cómoda. Cerca de Rumenes también hay un parking de tierra cubierto por un bosque, así que es una buena opción para evitar el sol mañanero. De todas formas, a lo largo del camino hay varios apeaderos y parkings donde poder pernoctar.

Una de las curiosidades que le interesaría a los campers es que se puede disfrutar de las aguas termales sin tener que pasar por el balneario de La Hermida, ya que justo debajo del puente hay un lugar en el mismo río donde el agua sale a más de 35 grados. El truco está en ir por la noche, cuando no hay nadie.

Cañón del Río Lobos (Soria)

Al Cañón del Río Lobos se accede desde el pueblo de Ucero. El parque nacional está repleto de sabinas, pinos, águilas reales y buitres leonados. Tiene muchas rutas para senderistas, y lo mejor es que se puede pernoctar dentro de él por unos 5 euros en el parking de Valdecea, a 1 kilómetro de la ermita de San Bartolomé.

Rio Lobos

El camino que lleva hasta la ermita, con las impresionantes paredes del cañón y la cueva grande arropándola, es uno de los paisajes más sobrecogedores que podéis encontrar, y hasta se puede respirar el misticismo que los caballeros templarios dejaron impregnado en ella. Si lo hacéis con los primeros rayos del amanecer, la experiencia es aún mejor.

Una vez fuera del parque también merece la pena hacer una visita al castillo templario de Ucero, y también parar para hacer unas fotos en el Mirador de la Galiana para disfrutar de las bellas vistas del cañón.

La Foz de Lumbier (Navarra)

La Foz de Lumbier es un verdadero tesoro escondido en las tierras de Navarra. El río Irati es el que lo diseñó y su enclave medio escondido lo ha preservado con toda su belleza y con una vegetación difícil de encontrar por esta zona. Se encuentra junto a la comarca de Sangüesa. Se caracteriza por ser apto para todos los públicos, sus rutas de senderismo son accesibles y fáciles de recorrer, y no por ello, menos impresionantes que otras más difíciles.

Foz de Lumbier

A la entrada hay un parking muy amplio donde poder dejar la camper. El parking es de pago, pero a precios muy asequibles. Desde ahí, los carteles te conducen sin dificultad hasta el camino principal, una pista ancha y llana. A pocos metros la garganta nos ofrece una panorámica y unas vistas espectaculares desde su pequeño mirador.

Al pasar el mirador empieza un túnel excavado en la roca de 167 metros que era una antigua línea ferroviaria. Es una experiencia curiosa, ya que parece que te estás adentrando en las entrañas del desfiladero.

A partir de aquí se despliegan varios túneles que nos van mostrando la Foz de Lumbier. Rocas calizas, aguas cristalinas y aves sobrevolando completan la experiencia. Para los más valientes, al final lo mejor es darse un chapuzón en las pozas que forma el Irati al final del camino.