Hasta ahora el Subaru Outback solo estaba disponible con motor de gasóleo de una caja de cambios manual de seis velocidades. Tras varios estudios y encuestas se determinó la necesidad de incorporar a la gama diésel una caja automática y así completarla. El Outback 2.0 Diésel Lineartronic cuenta con un cambio por variador continuo CVT que, en modo secuencial, dispone de siete relaciones prefijadas, a diferencia de las seis de la versión de gasolina. Las sensación que transmite es de suavidad, lo que invita a conducir el coche de forma tranquila. Si vamos al campo, la transmisión nos aportará un plus de motricidad gracias a la suma del cambio y del sistema de tracción simétrico AWD. Obviamente no es un vehículo diseñado para rutas off road extremas, pero se desenvuelve con total soltura por caminos poco complicados o sobre nieve. Mecánicamente no ha variado. El motor diésel de dos litros y configuración bóxer entrega 150 CV y 350 Nm de par con un consumo medio homologado de 6,3 litros/100 km, una velocidad punta de 195 km/h y una aceleración por debajo de los diez segundos. Estos datos se aproximan mucho a los reales, ya que a 120 km/h realizamos una media muy similar, reduciendo incluso en llano a los seis litros, cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que la tracción total es permanente.
El comportamiento en carretera es muy bueno, sin apenas ruidos aerodinámicos ni balanceos. Esto último se debe al incremento de dureza de los muelles y de otros componentes de la suspensión, necesarios para aguantar el peso extra de la nueva caja de cambios.
Cambios estéticos
Aprovechando el lanzamiento de la caja automática se ha actualizado la imagen del Outback con la incorporación de varios elementos. Exteriormente se diferencia por una parrilla frontal rediseñada, nuevas llantas de aleación o faros antiniebla modificados. En el interior encontramos más componentes nuevos, como el freno de mano eléctrico reubicado, una sistema multimedia con pantalla y software actualizados, pantalla de ordenador de a bordo centrada entre el tacómetro y el velocímetro o un volante idéntico pero pintado en un tono oscuro. Todos estos pequeños cambios, que a priori no parecen destacados han aumentado la sensación de calidad percibida, sobre todo en lo que a aspecto interior se refiere.
El resto de la gama se completa con una mecánica de gasolina de 2,5 litros, también en configuración bóxer y que se puede adaptar para su uso con GLP. La potencia de este ha aumentado en siete caballos hasta los 173 CV.
Con la llegada de esta actualización se modifican los precios y todas las versiones incluyen un descuento de 3.000 euros dicho lo cual la tarifa queda de la siguiente manera. El acceso a la gama, con acabado Sport, mecánica diésel y transmisión manual cuesta 30.700 euros, mientras que para acceder al cambio automático habrá que incrementar el presupuesto hasta los34.400 euros, con acabado Executive o 36.000 para el Executive Plus. Por su parte el gasolina oscila entre los 34.500 y los 36.500.
El Subaru Outback es en definitiva un gran vehículo, polivalente, tanto para familias con niños que necesitan mucho espacio como para viajeros que quieran recorrer muchos kilómetros sin tener que repostar o amantes de la aventura que podrán salirse de las carreteras y adentrarse por pistas.