Hemos podido conducir, por primera vez, la segunda generación del Toyota Aygo en el INTA –Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial- en tres tipos de trazados: un circuito de handling –se utiliza para comprobar la agilidad de un determinado modelo–, un recorrido de maniobrabilidad conformado por conos y un óvalo de velocidad.
A simple vista, el Aygo es más coche que su antecesor. Eso se debe a que, gracias a unos voladizos más largos, su longitud se ha incrementado hasta los 3,45 metros de largo -25 mm más que su antecesor- y a que las vías se han ensanchado 8 mm. Sin embargo, lo más llamativo es su divertido diseño, con una gran X en el frontal, unas puertas traseras con una línea ascendente, sus pilotos traseros verticales o su luneta trasera que hace las veces de portón para acceder al maletero. Además, el nuevo modelo cuenta con 10 piezas intercambiables para personalizar su aspecto –a equis del frontal, la pieza trapezoidal del paragolpes trasero, los embellecedores de los aireadores…–.
Abrimos la puerta y la primera sensación es buena: el interior está a años luz de su antecesor por calidad. Como es habitual en la categoría, todo el interior está acabado en plásticos duros, pero son agradables al tacto; además, todo está bien ensamblado y, en conjunto, puede decirse que el nuevo Aygo está al mismo nivel que la referencia de la categoría: los VW Up!, Seat Mii, Skoda Citigo… La postura de conducción es elevada y cómoda, pese a que el volante no tiene regulación en profundidad y detrás hay más espacio para las piernas y altura que en sus rivales –pasajeros de hasta 1,90 metros podrán viajar cómodos–. Eso sí, las ventanillas traseras son pequeñas y cuentan con un sistema de apertura tipo compás. Por su parte, el maletero con 168 litros –29 l más que su antecesor– cuenta con un hueco para una rueda de repuesto de tamaño normal. Eso sí, está lejos de los 251 litros de un Seat Mii.
Iniciamos la prueba entre los estrechos conos del circuito urbano. En este escenario, el Aygo se desenvuelve con mucha soltura gracias a un radio de giro de 4,8 metros y a una dirección eléctrica un 14% más directa que la de su antecesor -cuenta con 2,8 vueltas de volante-; además, de forma opcional, en las versiones más equipadas podrán equipar una cámara de marcha atrás… aunque no es imprescindible dado que la visibilidad es muy buena. Además, el motor 1.0 gasolina de 69 CV del Aygo -el único disponible- resulta muy agradable en este entorno, ya que suena y vibra muy poco para tratarse de un propulsor de tres cilindros y mueve al Aygo con mucha agilidad desde parado. Por su parte, el consumo es muy bajo: 3,8 litros/100 km en las versiones con Stop/Start.
Por otro lado, en el circuito de handling, pudimos conducir las versiones con cambio manual y automático. En este entorno, el motor 1.0 gasolina del Aygo no se percibe excesivamente rápido, pero si aceleras con decisión, a medida que aumentan las revoluciones, su respuesta mejora y desplaza al Aygo con agilidad suficiente. Por su parte, un cambio manual de cinco velocidades con recorridos cortos de palanca y precisos ayudan a aprovechar al máximo el motor. Por su parte, la caja de cambios automática robotizada de cinco velocidades con levas tras el volante no resulta especialmente rápida, pero es agradable en modo manual.
En lo que al chasis respecta, es idéntico al de su antecesor, aunque con mejoras en las suspensiones -la estabilizadora aumenta de 22 a 24 mm– y 119 puntos de soldadura adicionales para mejorar su rigidez. Al volante, destaca por su equilibrio entre confort y estabilidad y por ofrecer una agilidad con una agilidad razonable, aunque su carrocería balancea algo más que la de, por ejemplo, un Seat Mii.
Por último, en el circuito oval pudimos comprobar que el Aygo ofrece un aplomo sorprendente para su tamaño y que mantiene cruceros de hasta 130 km/h con solvencia.
Tecnológicamente, Toyota ha hecho del Aygo un coche conectado, que incluye de serie USB y que puede equipar Bluetooth y una APP que es capaz de mostrar las aplicaciones de tu teléfono móvil en la pantalla de 7″ de la instrumentación central.
Entonces… ¿es una compra recomendable? A priori sí, pero habrá que esperar a que Toyota publique las tarifas oficiales del modelo para responder con certeza.