Desde el primer momento, el motor tenía un ralentí inestable: de hecho, en punto muerto las revoluciones oscilaban entre las 600 y las 1.600… y siempre parecía que se iba a calar. Lo he llevado ya varias veces al taller oficial con la que esperanza de que me lo solucionen, pero todo sigue igual. ¿Sabéis lo que me dicen? Que cuando ellos prueban el vehículo no aprecian nada anormal. Eso por no hablar del retrovisor derecho, que emite un ruido aerodinámico insoportable al superar los 100 km/h; la única forma de eliminar ese ruido es… ¡abatiendo el espejo! Cuando pasé la primera revisión en el servicio oficial les comenté que me solucionasen este problema, pero tampoco he logrado nada. ¿Qué puedo hacer?
Toyota afirma que el ruido aerodinámico no se originaba en el retrovisor, sino en una puerta mal ajustada, defecto ya solucionado. En cuanto al problema del ralentí, en el taller no se ha apreciado anomalía alguna: se ha sugerido a Mª Jesús que les deje el coche más tiempo para estudiarlo a fondo.