Toyota GR Days primer fabricante mundial

Toyota GR Day, o cómo no pensar sólo en el Prius cuando se habla de Toyota

El Toyota GR Day es un evento en el que Toyota reúne a sus seguidores más racing para compartir y disfrutar del espíritu más deportivo de la marca. Para algunos, más allá de eso, es también una clase maestra de cómo hace bien las cosas desde un departamento de márketing.

Podría contarte lo bien que me lo pasé un sábado soleado de noviembre dando vueltas al circuito de El Jarama con la gama GR de Toyota, la que aglutina a sus modelos más deportivos, como el GR86, el GR Supra o el ya mitificado GR Yaris. Y sí, fue un día estupendo. Pero más allá de contar obviedades, voy a aprovechar esta entrada para hablarte de las cosas que, para mí, son las más resaltables. La primera, lo bien que va el GR86, un coche en el que aún no me había subido. Y la otra, lo bien que funciona la máquina de márketing de Toyota. Vayamos por partes.

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Toyota GR86: ¡menudo juguete!

De toda la gama GR de Toyota, el único modelo en el que aún no me había sentado era el GR86, un coupé de dos puertas, cuatro plazas y 4,27 metros de largo que tiene en su ligereza y su tracción trasera las principales bazas para disfrutar de otro tipo de deportividad, y para poder disfrutarla a diario sin ningún problema, incluido un consumo razonable. Mi compañero Álvaro Sauras ya probó este coche hace unos meses, y recuerdo que, cuando me vio por primera después de aquella prueba, me dijo: “a ti te va a encantar, ya lo verás”.

El GR86 es el sustituto del GT86, un coche que tenía las mismas características del GR86 pero que contaba con un motor 2.0 atmosférico de 200 CV al que le faltaba cierto carácter viendo lo bien que iba el resto del coche. Ahora, el GR86 lleva un motor 2.4 atmosférico de cuatro cilindros opuestos y 234 CV que va mucho mejor, y no tanto porque sea más potente, sino porque es bastante más temperamental y ofrece una respuesta notablemente más llena a bajo y medio régimen. O, al menos, eso es lo que me pareció en el circuito. Deseando estoy cogerlo en carretera, donde las cosas son siempre diferentes.

Tracciona muy bien, tiene un eje delantero incisivo y con el que es muy fácil comunicarse para saber en todo momento cuánta adherencia te queda ahí delante y, por si fuera poco, tiene una de esas suspensiones que, aunque en circuito pueden parecer algo blandas, estoy convencido de que en carretera van a la perfección, sobre todo cuando el suelo está un poco más roto. Es un coche donde las reacciones se suceden de forma lógica y ordenada, donde hay lugar para la deportividad y para ciertos excesos, pero sin brusquedades ni sustos. Un perfecto coche escuela, de esos que te dejan notar qué haces bien, que te hacen sentir qué estás haciendo mal pero que nunca te darán con una regla en los dedos para enseñarte a hacer las cosas mejor.

Más allá de esas primeras sensaciones, el GR86 es un deportivo muy equilibrado, que te transmite deportividad desde el mismo momento en el que abres su puerta y te dejas caer hasta su bajo asiento deportivo. Piernas estiradas, volante casi vertical, asientos de buena sujeción, una dirección durita y con un tacto exquisito y un cambio manual de tacto metálico que resulta adictivo de accionarlo. También hay un GR86 automático. Pero, para mí, eso cargarte el 75% de la esencia del coche. No lo he probado y seguro que no va mal, pero desde mi punto de vista, este tipo de coches tiene que ser manual, pues una forma inigualable de involucrarte más aún en la conducción, en saborear cada momento que pasas a los mandos de ese coche. Y, si de verdad te gustan este tipo de coches, es muy probable que coincidas conmigo, así que no hace falta que le dé más vueltas.

La importancia de tener un buen producto… y saber comunicarlo

Dejo la parte final de esta entrada para hablar de márketing y comunicación, que no es lo mismo por mucho que ahora, erróneamente, las marcas quieran que cada vez vayan más de la mano. Cuando estudié mi carrera de periodismo, una de las referencias en el mundo del márketing eran Coca-Cola o el VW Escarabajo, por motivos obvios. Creo que ahora también debería estudiarse el caso de Toyota, una marca que se mueve tan bien en esas lides que es referente mundial en cosas como los todoterreno (¿has oído a algún todoterrenero puro hablar mal alguna vez de un Land Cruiser?), los híbridos (para qué os voy a decir nada del Prius) y, ahora, entre los deportivos, sobre todo desde la llegada del GR Yaris y toda su leyenda sobre el Mundial de Rallyes (que, en realidad, no es del todo cierta, algo que lo hace todavía más digno de estudio en las facultades).

Sea como fuere, que una marca sea capaz de tener tantos adeptos y tan férreos en esos tres campos, que son tan opuestos entre sí, es sin duda culpa de haber hecho muy bien los deberes desde hace muchos años teniendo buenos coches. Por ejemplo, los primeros Land Cuiser datan de los años 40, el primer Prius, de 1998, y los primeros Celica y Supra también tienen más de medio siglo. Pero, también, ese éxito viene por saber comunicarlo y explotarlo como es debido. Centrándonos en el GR Day y la parte deportiva, que Toyota haya ganado el Dakar con un Hilux, el WRC con un Yaris y las 24 horas de Le Mans y el WEC con un monoplaza de resistencia, y que esa imagen y experiencia sea replicable en los coches deportivos de serie que comercializa desde hace tan pocos años, hace que haya tanta gente deseando formar parte de su comunidad como toda la que había el pasado 5 de noviembre en El Jarama.

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