Vídeo Toyota Mirai 2021: con hidrógeno como combustible

Probamos el Toyota Mirai de segunda generación, impulsado por una pila de combustible de hidrógeno, y visitamos por el camino una estación de repostaje de hidrógeno para aprender cómo funcionan.


En un mercado donde la electrificación se ha centrado casi de manera exclusiva en vehículos de baterías, Toyota presenta una tecnología que puede parecer novedosa, pero que en realidad no lo es: el hidrógeno. La firma nipona comenzó a trabajar en un vehículo de estas características en 1992. Con más de 20 años de experiencia, en 2014 lanzó al mercado el Toyota Mirai y se convirtió en la primera berlina eléctrica impulsada por pila de combustible de hidrógeno.

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Casi siete años más tarde, los japoneses han desvelado la segunda generación del Mirai con un vehículo que no sólo quiere respetar el medio ambiente, sino que quiere cautivar al público con un diseño, un rendimiento y una vertiente tecnológica que no dejará indiferente a nadie. Nosotros ya hemos tenido la oportunidad de probarlo.

Gracias a la adopción de la plataforma GA-L, el nuevo Mirai luce un diseño renovado donde la altura se ha reducido en 65 mm hasta los 1.470 mm, que la distancia entre ejes se ha incrementado 140 mm, hasta los 2.920 mm. Teniendo en cuenta los 85 mm adicionales del voladizo trasero, la longitud total del vehículo alcanza ahora los 4.975 mm.

175 CV y 650 km de autonomía

Bajo el capó, el nuevo Mirai esconde una unidad eléctrica de 128 kW (175 CV). Los ingenieros de Toyota han mejorado su funcionamiento a bajas temperaturas, siendo ahora capaz de arrancar a menos 30 grados. La pila de combustible, por su parte, tiene ahora menos celdas (330 en lugar de 370). Sin embargo, alcanza un nuevo récord de densidad energética específica, con 5,4 kW/l, superando los 3,5 kW/l de la primera generación de Mirai.

Otra de las mejoras con respecto al modelo original ha sido el aumento de la autonomía. Su mayor potencia y capacidad de almacenamiento de hidrógeno -ahora tiene 3 depósitos colocados en forma de T-, su eficiencia y su mejor rendimiento aerodinámico contribuyen a incrementar la autonomía alrededor del 30 %, hasta unos 650 km.

Un chasis compartido con Lexus

La adopción de la plataforma GA-L ha permitido mejorar la rigidez de la carrocería, la cual se ha incrementado gracias al uso de unos soportes y refuerzos estratégicos, a la aplicación más generalizada de adhesivos en la carrocería y al uso de soldadura láser en la tornillería.

La nueva plataforma también incorpora una nueva suspensión delantera y trasera multibrazo, en lugar de la disposición anterior con MacPherson delante y eje torsional detrás. La configuración multibrazo en ambos ejes proporciona un mayor nivel de estabilidad, control y confort de marcha. Otros detalles destacables son el uso de barras estabilizadoras, la ubicación óptima de las juntas esféricas superiores e inferiores y la mayor rigidez global de la suspensión, que dan como resultado una mejor respuesta y una mayor estabilidad.

 

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