Dunas, marismas y atardeceres sin horario. De Sanlúcar de Barrameda a Matalascañas en línea recta hay 30 kilómetros escasos. Ahora bien, si vamos por carretera, la distancia se alarga. 250 kilómetros nada más y nada menos. Esos kilómetros son los mejores recorridos que podemos hacer con nuestra Toyota Proace Camper, porque El Parque Nacional de Doñana es una de las maravillas de la naturaleza que atesora Andalucía y merece un recorrido sin prisas. Sin los rigores del verano, además es un lugar perfecto para sentir la energía de un entorno natural diferente.

Toyota Proace Camper, cuya preparación a través de Toyota Se Adapta, es realizada por el especialista en camperización Tinkervan. Su motor 2.0 D de 150 cv, nos permite acumular kilómetros con un coste muy reducido. Fácil de conducir y muy manejable si necesitamos callejear en alguna ocasión, aunque evitar los lugares estrechos es casi la primera regla para disfrutar de un viaje tranquilo.
Además, sus dimensiones nos permiten acceder a cualquier tipo de aparcamiento porque exteriormente es una furgoneta, que es un buen ejemplo de las creaciones de Toyota Adapta. Ser discreto también es una ventaja en este tipo de viajes.
El escenario de Doñana llama a la aventura. Dunas, lagunas, playas vírgenes, mares de pinares y marismas que cobijan a cientos de especies y que, según algunas nuevas teorías y hallazgos a vista de dron, puede esconder bajo sus lodos la tan buscada y mítica Atlántida. La idea de contratar alguna excursión tematizada es muy recomendable. Es un territorio para recorrer sin prisa, admirar sus cambios de colores, respirando la brisa que llega del mar y disfrutando de este tesoro, difícilmente comparable a ningún otro lugar del mundo.

Comenzamos por Sanlúcar de Barrameda. La antigua cofradía de pescadores y fábrica de hielo se ha rehabilitado como espacio donde conocer desde la flora y fauna que componen el paisaje del parque hasta la historia y cultura de Doñana y el Bajo Guadalquivir, por lo que es una buena manera de comenzar el viaje por Doñana. Hay que pasear y darse una vuelta por esta ciudad de blancas fachadas y aire señorial repleta de pequeñas y grandes joyas. Se descubren infinidad de pequeños tesoros entre sus palacios, conventos, plazas e iglesias, además de pequeñas calles estrechas o el popular mercado de abastos, que merece también una visita.
Continuamos el viaje y pasamos por Las Cabezas de San Juan, cuna de la Constitución en 1820. Aquí es imprescindible hacer una parada en el Pasaje de Doña Mercedes y en el Rincón Malillo, y si nuestro viaje coincide con el mes de junio el Festival de la Yerbabuena nos deja una de las muestras más auténticas del flamenco de Andalucía.

Tiramos Guadalquivir arriba y llegamos a Coria del Río. Investigar el pasado japonés, con samurái incluido, ver los esturiones del río, la Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, la ermita de la Vera Cruz y el Cerro de San Juan, nos deja una idea del rico patrimonio de Coria del Río. Los atardeceres en el paseo en la ribera del río, la mejor recompensa para un día de emociones. Incluso podemos atravesar el río con un transbordador que nos ahorra muchos kilómetros.
Al final del día es cuando más valoramos el equipamiento instalado en la Toyota Proace. Los asientos giratorios y la fácil adaptación de su mesa interior lo convierten en un espacio muy polivalente. El equipamiento es fundamental. Su cama elevada de 158×200 es mucho más que un capricho. Su colchón de viscoelástica y la estructura garantiza el descanso, para tener otro día de acción al día siguiente.

Varias tomas de 12 V, puertos USB y los puntos de LED nos permiten disfrutar de la energía de nuestra batería suplementaria. Esa batería y el sistema de calefacción nos permite darnos una ducha. Incluso tenemos una toma exterior a 220V. Se nota que el trabajo de unos carroceros como Tinkervan con experiencia optimiza el espacio.

Nuestro siguiente destino es el pueblo de los rocieros, Almonte, ya que la Aldea del Rocío pertenece a su término municipal. Pero no solo el Santuario de la Virgen del Rocío, donde cada año llegan miles de devotos en la Romería del Rocío, tiene interés. Almonte es también un buen destino para perderse entre sus calles, de nuevo repletas de casas blancas como en la mayoría de las localidades de la zona, y sentarse tranquilamente a tomar una buena caldereta de cordero o una sopa de pato si el sol no aprieta y hay hambre, dos de los platos más típicos. La opción de prepararnos algo en nuestra cocina también es posible.
Almonte es también una campiña llena de viñedos, olivares, encinares, pinos, dunas y marismas. Aquí el Mediterráneo y el Atlántico se unen y marcan el carácter de los almonteños. La Romería del Rocío y la Saca de las Yeguas son sus dos tradiciones más ancestrales, y su monumento más emblemático la Iglesia de la Asunción, en la plaza de la Villa.

Y nos queda solo pasar por Mazagón para llegar a nuestro destino en Matalascañas. Mazagón es un lugar de playas salvajes y una pequeña villa muy pintoresca. 17 kilómetros de playa, con varias áreas de autocaravanas para aparcar y senderos de madera que llegan a la orilla. ‘Pescaito’ frito y churros hacen las delicias de todos los que paramos por aquí.
Y llegamos a Matalascañas, un arenal blanco como la luna en pleno Parque Nacional de Doñana. Para hacer senderismo es un sitio ideal. Varios senderos salen de aquí, hacia la laguna del Acebuche, y las lagunas del Huerto y las Pajas. Aquí hay que ir con cuidado por la carretera, al estar en el corazón del Parque, se nos pueden cruzar animales, como el casi extinto lince ibérico. Nuestra Toyota Proace Camper cumple como una fiera.

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