Comprobada la trascendencia de la automoción en beneficio del bienestar general, recuerdo con satisfacción mi vieja decisión de dedicarme en cuerpo y alma, como periodista y editor, a la especialidad del Motor en todas sus variantes y derivaciones profesionales, mercantiles, docentes y de servicios de todo tipo. La experiencia me ha demostrado su influencia, directa o indirecta, en diversas ramificaciones laborales.
En este sentido también me manifesté en mi carta editorial del mes pasado, porque me parece poco cuanto se insista en defensa de la correcta motorización. También considero una obligación informativa el reconocimiento a vosotros, lectores, como usuarios de vehículos, porque, como clientes de este mercado, sois una base real del resurgir de la Economía. La automoción es imprescindible para la vida de hoy, pero puede mantenerse con esperanza gracias a vuestras decisiones de compra primera o de renovación en pro de la seguridad en el Tráfico.
La necesidad de información de los adquirientes de vehículos justifica la existencia de nuestro periodismo, impreso, radiofónico, televisivo y digital. Es un motivo más para expresar nuestra gratitud a la confianza de los usuarios.
Nuestra profesión informativa tiene su primera razón de ser precisamente en la necesidad de los usuarios de estar al día de cuantas novedades producen las distintas marcas, qué ofrece cada modelo en calidades y comportamiento para decidirse por el más conveniente a sus posibilidades. Pero la realidad de la importante aportación del automóvil al despertar económico no sería posible sin la respuesta compradora de los usuarios al decidir la inversión de su dinero en la compra de un vehículo.
La elección del modelo más conveniente a las necesidades personales o de la familia es una decisión muy importante. Con toda seguridad los compradores aprovechan los consejos y experiencias de los medios informativos especializados.
