Mi vehículo. Utilidad, ubicuidad, solución y poesía

Naturalmente produjo asombro periodístico el automóvil como producto industrial cuando Henry Ford intuyó y puso en marcha la practicidad del invento fabricado en serie. Como gran noticia, tuvo sus pros y sus contras, pero no conozco profecías de entonces previendo la revolución social producida por su desarrollo y la apetencia mundial de todos los humanos […]


Naturalmente produjo asombro periodístico el automóvil como producto industrial cuando Henry Ford intuyó y puso en marcha la practicidad del invento fabricado en serie. Como gran noticia, tuvo sus pros y sus contras, pero no conozco profecías de entonces previendo la revolución social producida por su desarrollo y la apetencia mundial de todos los humanos por disfrutar al volante de uno de ellos.
Medio siglo después, cuando en España surgió el milagro popular del Seat 600, fue fácil vislumbrar la futura revolución provocada por la democratización del coche. Por aquellas fechas yo me sentía muy poeta, además de periodista útil; es decir, pensador imaginativo y amigo de la verdad, y tuve la inspiración de aplicar imaginación y pensamiento a la creación de revistas del Motor. Sucesivamente los semanarios «Autopista», «Motociclismo», «Coche Actual», y los mensuales «Autoclub», «Automecánica», «Fórmula», «Automóvil», «Autoverde», «Motor Clásico», «Autovía»… Y muchas más, de barcos, camiones, bicicletas, aviones, caballos€ Fueron los pilares de una dedicación compartida con buenos entendidos de la época en cada materia especializada. Antes del traspaso a nuestros socios alemanes, tuvimos la satisfacción de ver cómo aquellas revistas se convirtieron en base y acicate para decidir su profesión muchos ingenieros, comerciantes, mecánicos, deportistas, profesores, periodistas del ramo o inscribirse como socios en el Real Automóvil Club de España. Y, sobre todo, para colaborar en la formación de buenos conductores y felices propietarios de vehículos.
Por estas ideas coincidimos en amistad directa e intercambios con los más destacados colegas de otros países: Italia, Francia, Suiza, Gran Bretaña, Portugal, Alemania, Brasil, Argentina y México y con ellos hicimos amistades, colaboraciones e, incluso, joint-ventures de negocio editorial. Nos ganamos internacional aprecio. Un recuerdo curioso: Al desembarcar del avión en Buenos Aires, se nos comunicó la invitación del presidente Carlos Menem a un café inmediato en la Casa Rosada. Acudimos y fue una grata sorpresa: Nos quería animar a editar en Argentina. Lo hicimos, adquiriendo la mayoría de la empresa de Jorge Augé y Carlos Figueras, excelentes periodistas de imborrable recuerdo.
Días pasados, toda la prensa del mundo ha publicado el obituario del presidente de Dennis Publishing, empresa inglesa relacionada con la nuestra a través del mensual «Evo», referencia sobre la continua evolución técnica del automóvil. El periodista Felix Dennis fue un prolífico editor de revistas –la internacional «Maxim», por ejemplo– y un reconocido poeta. Me sale del alma dedicarle estas líneas de cordial recuerdo. La poesía vive junto al periodismo y se demuestra continuamente en la planificación de temas, portadas, titulación, sumarios, pies de foto… Su llamada de atención, su invitación a leer, es pura poesía, verdad auténtica. Compañeros, todos sois inspirados poetas y lo demostráis, aun sin componer versos.
En nuestro caso, elegimos el ejercicio de un periodismo del Motor exclusivo de novedades, noticias, consejos, precios y análisis de calidades. Este grupo editorial desde los primeros tiempos incorporó ideas originales y bien recibidas, como la información, obtenida entonces del Ministerio de Obras Públicas, de qué vehículos habían vendido las marcas en la semana anterior en cada provincia. Alternamos la edición con mi incorporación personal al periódico «Pueblo» con la sección diaria «Kilómetro Cero», y la creación de la agencia de colaboraciones «Motor Press» para abastecer de información a un centenar de periódicos y emisoras.
Fue también muy celebrada nuestra organización del primer Coche del Año en España, con participación de diversos medios informativos y premio del coche ganador a disposición del director de uno de ellos. El primer Coche del Año, un Seat 131, le correspondió al director de «La Verdad», de Murcia. Otra bien recibida idea fue la prueba simultánea con tres automóviles, denominada «50.000 km sin averías». Por su recorrido superior a cuatro vueltas teóricas a la esfera terrestre, adquirimos los coches, porque los elegidos (Renault, Simca y Seat) no nos los cedían para una prueba tan larga. También dimos premios «Al buen conductor», en colaboración con la Jefatura de Tráfico: Con paciencia nos dedicábamos a seguir un coche y observar el comportamiento del volantista, desechándolo si cometía algún error. Cuando encontrábamos alguno con destacada perfección, comunicábamos la matrícula a Tráfico y se le entregaba el premio en nuestra redacción. También probábamos inventos: El sistema precursor del ABS ideado por el Conde Toptani fue uno de ellos. Ensayado en Ávila, se le estropeó a nuestro compañero el ingeniero Isaac Espinosa y se vio en dificultades incluso para detenerse. Después nos invitó el señor Conde y pidió disculpas.
Otra iniciativa original fue ofrecer el coste por kilómetro de todos los coches del mercado, cuya información fue utilizada por las empresas para calcular el pago del transporte privado de sus empleados. Y también tuvo gran éxito el Concurso del Supersabio del Automóvil, con premio de un Alfa Romeo para el vencedor. Ganó un dúo de lectores compuesto por Fernando González Camino (el padre de Balba), luego Director de la Escuela Española de Pilotos, y Ramón Morán, ingeniero más tarde incorporado a Porsche en Madrid.
Fuimos creadores de los dos primeros cursos de Periodismo del Motor, con el apoyo de la Universidad Complutense, y de otro para publicitarios. Varios alumnos ingresaron en nuestra empresa y aún siguen en plena y brillante dedicación. Es decir, nuestra presente realidad editorial tiene su prehistoria, así como el título de Periodismo Digital propuesto por la Universidad Nebrija con la colaboración de ASEPA y la Fundación Luike.

En fin, creación permanente, originalidad y esfuerzos con la mayor generosidad y entrega. Con seguridad me traiciona la memoria y me olvido, así a bote pronto, de muchos detalles, anticipaciones y curiosos temas ofrecidos durante casi sesenta años. Por fortuna, cuando queramos exactitud de nuestra historia periodística, contaremos con la colaboración del doctor Ramón Roca, coleccionista de todas nuestras publicaciones y uno de los máximos valores en conocimiento de la Historia del automóvil hasta en los mínimos detalles.

Como pensamiento final, repito mi respetuoso saludo y agradecimiento al gran poeta del coche, iniciador de su desarrollo industrial: Henry Ford. Y, en justicia, lo hago extensivo a los prohombres de todas las marcas del Motor, fabricantes de auténtica poesía.

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