Con el paso del tiempo, los motores diésel y de gasolina acumulan residuos generados por la quema de combustible. Este tipo de suciedad se llama carbonilla y cuando se acumula más de la cuenta, provoca averías en el propulsor o el sistema de inyección, ya que queda depositada en la cámara de combustión de cada cilindro y en otros elementos, como la admisión y el escape. A largo plazo puede suponer averías muy costosas, como un cambio del filtro de partículas FAP porque está taponado o una reparación del turbo.
La carbonilla también puede provocar que a la hora de pasar la ITV, la prueba de gases sea desfavorable, ya que puede salir por el tubo de escape (humo negro) y dar valores más altos de los permitidos. Hay varios métodos para eliminarla, si bien, para que no se acumule es recomendable circular al régimen de vueltas correcto y nunca por debajo, incluso es bueno estirar las marchas de vez en cuando, siempre que la temperatura del motor y del aceite sean las correctas para hacerlo.
Hazlo tú mismo
Cuando no queda más remedio que deshacerse de esa carbonilla, hay que descarbonizar el motor y para ello se puede desmontar el bloque o utilizar productos químicos que limpian esta suciedad. También hay máquinas que desincrustan la carbonilla para expulsarla por el tubo de escape, pero ostros te mostramos cómo hacer tú mismo la descarbonización del motor aprovechado un cambio de aceite. Gracias a un líquido descarbonizador, se puede limpiar toda la carbonilla del motor sin desmontarlo pieza a pieza, por lo que el ahorro es importante, ya que el desmontaje puede suponer un desembolso de unos 2.000 euros.
