A cualquiera al que le entusiasme mínimamente conducir cualquier ´cacharro´ con cuatro ruedas, el Infiniti Q50 Eau Rouge de esta prueba le llamará bastante la atención. Para empezar, la estética está muy bien ´tuneada´ respecto a un Q50 normal, a pesar de que los aditamentos en fibra de carbono que podemos encontrar en la parte inferior de todo el coche puede que resulten algo macarras. No obstante, sus musculosas formas, la luz trasera antiniebla tipo F1, el difusor trasero, las llantas… todo pasa a un segundo plano cuando echamos un vistazo al apartado mecánico, ya que el Q50 Eau Rouge cuenta con el motor del Nissan GT-R, es decir, el imponente 3.8 V6 biturbo.
Obra de unos locos… ingleses
Nuestras conclusiones sobre este modelo las hemos podido sacar después de conducirlo en el fantástico circuito de pruebas Hill Route, ubicado en las instalaciones de Millbrook, en Bedford –Reino Unido–. Compuesto por dos carriles que discurren en el mismo sentido, posee cambios de rasante, curvas de todo tipo, saltos, cuestas con hasta un 26% de inclinación y alguna que otra recta. Es decir, que estamos ante el escenario perfecto para descubrir las cualidades/defectos de un chasis. Tenemos tres horas para circular por aquí y, a medida que avanza la prueba en este entorno controlado, comienzan a surgir aspectos ciertamente reveladores. El hecho de haber elegido esta localización dice mucho de la confianza depositada por los ingenieros de Infiniti en las capacidades de este modelo.
Infiniti Q50 Eau Rouge
Precio: 115.000e (aprox.)
Motor: 3.8 biturbo, 6 cil. en V biturbo; 568 CV; 600 Nm.
Cambio: Aut. de 7 marchas
Tracción: A las cuatro ruedas Prestaciones: 0 a 100 km/h en menos de 4,0 seg.; vel. máx.: 290 km/h (estimada)
Peso: 1.826 kg
Relación peso/potencia: 3,21 kg/CV
Valoración ?????
LO MEJOR Y LO PEOR
+ Componentes de calidad, estética acertada, motor procedente del Nissan GT-R.
– De momento, comportamiento no demasiado ágil y cambio automático lento.
Este prototipo ha sido desarrollado por el preparador anglosajón RML en la localidad de Northamptonshire, lo que significa que lo han hecho los responsables de diseñar y ´hacer correr´ el Chevrolet Cruze que se proclamó en cuatro ocasiones campeón del WTCC –Campeonato del Mundo de Turismos–. Además, han estado involucrados en el nacimiento del Nissan Deltawing y Zeod RC y también son los culpables de aquellas pocas unidades del monstruoso Nissan Juke R. No obstante, al contrario que este último modelo, que era esencialmente un chasis de GT-R recortado bajo la carrocería musculada –y salvajemente deformada– de un Juke, el Eau Rouge se ha creado con la idea en mente de producirlo en serie. Esto significa que muchos de los componentes empleados proceden de la gama de la marca para asegurar unos mínimos de fiabilidad y durabilidad. Por tanto, esto es mucho más que un chasis de GT-R con una carrocería de berlina encima –ver técnica–.
El interior es todo lo lujoso que esperas de un Infiniti. Dcha.: El propulsor ofrece 18 CV más que el del último Nissan GT-R.
La poderosa e industrial mecánica del GT-R experimenta una nueva vuelta de tuerca del 3.8 V6 para alcanzar los 568 CV y 600 Nm de par máximo. El coche monta llantas de 20´´ junto los ultra deportivos neumáticos Run Flat* Dunlop SP SportMaxx GT600 –que tanto contribuyen a la tremenda agilidad del Nissan GT-R–. El peso de este prototipo asciende a 1.826 kg, lo que supone alrededor de 300 kg más que un BMW M3 aunque 44 kg menos que un M5.
En un día perfecto de verano y con un trazado de pruebas tan completo, conducir este Infiniti se presenta como un reto excitante. Con una estética más que amenazante, un propulsor con un pedigree ganado a pulso y unas prometedoras habilidades dinámicas, a priori el Eau Rouge posee todos los ingredientes necesarios para triunfar. Las entradas de aire en el capó –iguales que las del GT-R– anticipan el potencial, y espero que la experiencia de conducción se acerque a lo inolvidable. No puedo terminar de decidir si el objetivo de Infiniti es satisfacer a los posibles clientes de los modelos Mercedes AMG o BMW M, pero lo que sí tengo muy claro es que necesita ofrecer aspectos únicos y excitantes. El Nissan GT-R ya demostró que se puede acceder a un nicho de mercado y ocupar los puestos de honor a la primera…
El cambio automático de siete marchas resulta perezoso –procede del SUV QX70–. Semejante motor exige algo mejor.
Con números de campeón
La primera impresión que tengo de este prototipo es que parece un producto sólido; eso sí, sus responsables no han parado de decirme que está en pleno proceso de evolución y que todo lo que me rodea es susceptible de mejorar hasta que alcance su versión definitiva. La amortiguación consigue controlar muy bien los movimientos de la carrocería, la dirección tiene un grado de asistencia adecuado y la respuesta de los frenos es fantástica. Pronto exigiremos lo máximo de los discos delanteros de 390 mm con pinzas de seis pistones, pero el tacto que transmiten a baja velocidad es bueno, y se percibe su integridad y potencia.
Técnica
Del GT-R… motor y poco más
El propulsor del GT-R se acopla a una transmisión automática de siete velocidades –heredada del SUV de lujo Infiniti QX70– y a un sistema de tracción total también similar al del QX. Por supuesto, se ha revisado el diferencial trasero para ´digerir´ la potencia. El Eau Rouge también cuenta con amortiguadores regulables KW y el sistema de frenos del GT-R ´tal cual´. En cuanto a la dirección, al principio RML experimentó con la dirección by wire de Infiniti, pero justo antes de empezar este test decidieron montar un sistema de dirección asistida tradicional para obtener un mejor tacto.
Por supuesto, lo que domina toda la experiencia es el carismático propulsor; no en vano, la marca japonesa anuncia que el Q50 Eau Rouge bajará de los 4,0 segundos en el paso de 0 a 100 km/h y será capaz de alcanzar los 290 km/h de velocidad máxima.
Es cierto que no deja de ser un prototipo, pero las reacciones del chasis son quizá demasiado ´educadas´, y no tienen la gracia o el atrevimiento de los productos M de BMW. La mecánica, que se siente tan viva y sonora en el GT-R, aquí parece más discreta, y a pesar de que mueve al Eau Rouge con mucha soltura, ha perdido cierta chispa respecto a lo que nos tiene acostumbrados este V6 biturbo. La ligeramente lenta transmisión automática tampoco ayuda, aunque los responsables del proyecto nos han asegurado que este aspecto será uno de los que mejorará en el paso a producción –probablemente, sustituyéndola por la 7G-Tronic MCT de Mercedes gracias al nuevo acuerdo de Infiniti con Daimler–. Seguro que, con el nuevo cambio, se recuperará parte de la agresividad característica del GT-R.
Si se atreven, podría ser memorable
A medida que pasan las vueltas, parece claro que al Eau Rouge, a pesar de ser un producto cohesionado y de calidad, todavía le falta ese puntito de ´mala leche´, que se conseguirá sustituyendo componentes que se han tomado prestados directamente de modelos de la marca menos deportivos. Por ejemplo, la tracción total hace un increíble trabajo para trasladar los 568 CV al asfalto… pero carece de cierta precisión en la transferencia de potencia.
La respuesta del tren delantero a la entrada de las curvas es buena, aunque menos incisiva que la de un BMW M3 y, a pesar de que este Q50 se muestra reacio a subvirar, no es un coche en el que puedas jugar a ´colocar´ la parte trasera a base de acelerar. Puedes llegar a provocar un deslizamiento si actúas con brutalidad, sin embargo, el Eau Rouge siempre se percibe muy seguro y totalmente anclado al suelo.
Las enormes llantas forjadas de 20´´ resultan hasta conservadoras al lado de las de 21´´ del primer Eau Rouge concept.
A pesar de este comportamiento tan ´modosito´, existe un gran potencial que explotar. Una nueva caja de cambio le haría ganar en inmediatez, una dirección un poquito más ligera incrementaría la sensación de agilidad, y devolverle a la mecánica su banda sonora original podría añadir algo más de emoción a la experiencia.
De todas formas, para hacer tambalear los cimientos de los modelos AMG y M, este Q50 necesitará todo esto y algo más –sobre todo un sistema de tracción que permita más alegrías en el comportamiento–. Para poder considerarlo un GT-R de cuatro puertas, se debería de trasladar algo de la furia y la agresividad del coupé de Nissan. Desde luego, si Infiniti decide llevar todos estos aspectos hasta el límite, les puede quedar una berlina sensacional. Nosotros creemos que merecería la pena el esfuerzo.