Para guiar al coche por el interior de las instalaciones -y para que encuentre la plaza libre-, se utiliza un sistema de comunicación entre el vehículo y la infraestructura. En primer lugar, los sensores del vehículo tienen que detectar a su vez la transmisión de señal por otros sensores instalados en el aparcamiento. Por lo tanto, si las instalaciones no cuentan con la infraestructura necesaria, el sistema del coche no sirve de nada. Si el vehículo los encuentra antes de entrar al párking, alertará al conductor de que tiene la opción de bajarse de su coche y utilizar una aplicación de smartphone para seguir el aparcamiento autónomo. Cuando esté completamente estacionado, el conductor recibirá un aviso. Para recoger el vehículo, la misma aplicación guía al Volvo hasta la puerta del garaje.
Volvo espera tener en una fase avanzada de desarrollo este asistente de aparcamiento con dirección autónoma a finales del año 2014. Para entonces, la firma sueca incluirá un sistema de automatización de la dirección en el próximo XC90, cuya presentación está prevista para esas fechas. Pero no es el primer experimento de conducción autónoma de la compañía: El Proyecto SARTRE consistió en conseguir que una caravana de cuatro vehículos autónomos siguieran automáticamente al camión que encabezaba la fila, a una velocidad máxima de 90 km/h.
