En España, la búsqueda de la movilidad sostenible se enfrenta a un importante obstáculo: la situación del parque automovilístico. Con dos problemas esenciales e interrelacionados entre sí: la edad media de los coches, que supera los 14 años; y la falta de etiquetas ecológicas de estos que les permitan su entrada a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en España hay más de 25 millones de coches, de los cuales aproximadamente una cuarta parte carece de etiqueta ecológica. Esto se debe, en gran medida, al envejecimiento del parque automovilístico, cuya edad media ha ido en aumento a lo largo de los años (en 2010, la edad media era de 8 años, y actualmente es de 14 años). En el caso de las furgonetas y camiones, la situación es aún más preocupante, ya que llegan a rondar los 20 años de antigüedad de media, lo que incrementa la contaminación y reduce la seguridad de estos vehículos.
En la actualidad, en España se está intentando reducir la contaminación de las ciudades con más de 50.000 habitantes. Para ello, se crearon las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), que año a año se van a ir incrementando. En 2024, serán un total de 149 municipios los que tengan estas zonas de restricción al tráfico en su ciudad.
¿Cómo se regulan las Zonas de Bajas Emisiones?
Para regular la entrada a estas Zonas de Bajas Emisiones, se utiliza un sistema de clasificación mediante las etiquetas (B, C, Eco y Cero), asignando una etiqueta al vehículo en función de su antigüedad y del tipo de combustible que utilice. Cada ciudad establece sus propias restricciones para sus ZBE; es decir, hay algunas que permite la circulación y el aparcamiento a todos aquellos vehículos con etiqueta y otros, sin embargo, como Madrid Distrito Centro, que permite la circulación de todos los vehículos con pegatina medioambiental, pero con la obligación de que aquellos con etiqueta B y C aparquen en un parking público.
El incremento anual de las Zonas de Bajas Emisiones, y las mayores restricciones de estas, va a provocar que cerca de 6 millones de vehículos se vean afectados al intentar acceder a estas áreas en 2024. En este caso, los vehículos sin etiqueta (gasolina previos 2001 o diésel anteriores a 2006), que representan un 28,1 % (uno de cada cuatro coches) de los cerca de 25 millones de coches que hay en España, son los que sufrirán aún más estas medidas.
En las grandes capitales como Madrid o Barcelona, que actualmente son las que presentan una mayor área de ZBE, se encuentran un 20,6 % y un 23,5 % respectivamente de coches sin etiqueta. Este porcentaje se incrementa en provincias como Orense, Melilla o Zamora, donde cuatro de cada diez coches no podrá acceder a estas áreas.
Uno de los objetivos de estas Zonas de Bajas Emisiones es, además de reducir la contaminación, renovar el parque automovilístico español. Sin embargo, los conductores se encuentran con la dificultad de comprar coches nuevos. La subida de precios de los vehículos, así como la incertidumbre de las restricciones de movilidad que año a año se van endureciendo, dificultan la reforma del parque.
Tratando de buscar una solución a estos problemas, la OCU plantea: adaptar el sistema de etiquetas centrándose en las emisiones reales; ampliar las ayudas del Plan Moves llegando a más coches de segunda mano con distintivos ecológicos; centralizar las características de las ZBE; mejorar su señalización; fomentar del transporte público…
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