Al menos ese era el gran momento de la mayoría de edad, cuando Internet no existía, el móvil era accesible para muy pocos y cruzar la ´frontera virtual´ de tu ciudad o comunidad estaba limitada al coche, y a unos escasos y deficientes medios de transporte.
Yo tuve la suerte de disfrutar del carnet de ciclomotor con 14 años, el de moto de 75 cc -trucada a 125 cc- con 16 y, después, el de moto y coche con 18 años. Había pasado por todo el proceso completo de carnés disponibles antes de subirme a un coche y, obviamente, por mi relación familiar con las publicaciones de motor y mi época de carreras en moto o coche, la afición por el motor no me ha separado un día de un vehículo con tracción mecánica.
Claro que mi trabajo a lo largo de 33 años me ha permitido probar todo tipo de motos, quad, motos de agua, buggies o coches. Y, en esta última etapa, como director de Autofácil y Car&Tecno, con más de 300 coches disponibles al año, la variedad de vehículos que duerme en mi casa es enorme. Pues con ese currículum en casa, la inquietud de mis dos hijos, de 19 y 22 años, por ese parque automotriz es absolutamente diferente. A los dos les gusta conducir, sin embargo, es el pequeño el que ha animado al mayor a sacarse el carné y es el pequeño el que, cuando llevé un BMW Z4 a casa, bajó corriendo al garaje, lo arrancó, dio unos acelerones y al bajar de un salto emocionado soltó un ¡guauuu! El mayor sólo cuando íbamos camino de su facultad me comentó detalles del vehículo en cuanto a la limpieza de líneas y botones y la facilidad de hacer las conexiones al móvil y el botón de emergencia y Atención al Cliente de BMW.
Hoy todo ha cambiado mucho. La inquietud, el nervio, la necesidad de tener tu coche ha pasado a un segundo plano para la mayoría de los jóvenes. Mi experiencia no es ejemplo de la afición de bastantes jóvenes por el motor, muchos seguidores de nuestras revistas, pero para profesionales de este sector del motor con los que he hablado este patrón se repite en sus familias.
En un reciente estudio de mercado, realizado por Peugeot con jóvenes, algunos expresaban que subirse a un coche es como perder un brazo para sujetar el móvil: «pierdes la conectividad, ya no puedes seguir en contacto con tus amigos». La hiperconectividad de hoy a través Internet y en especial del móvil, la facilidad de acceso a medios de transporte alternativos, la portabilidad de los ordenadores -en formato tablet o note book- para poder seguir haciendo tu trabajo o continuar con tu afición desde cualquier sitio, son el gran enemigo de la automovilidad.
Por eso, las marcas se han preocupado por aumentar la Conectividad en sus coches. Seguro que no hay dos páginas de publicidad en este ejemplar que la marca anunciante no nombre la Conectividad de manera explícita o algún equipo conectado. Las marcas ya no se separan del móvil y de Internet, lo último lo ha presentado Citroën y su Aircross -lo puedes ver en la pág. 34 del número de mayo de Autofácil-: han previsto que el coche lleve en las puertas unas cámaras que fotografíen y manden por Instagram o Facebook, por ejemplo, las fotos de tu entorno a tus amigos. Así estarán las dos manos en el volante y la cabeza de los jóvenes conductores pensando en un coche conectado. Al menos eso esperamos todos y a ellos va dedicado este número de Autofácil.