Me acerco al BMW i8, pulso el botón escondido en el marco de la puerta y€ ¡voilá!, la ligera puerta de fibra de carbono y plástico levita como si fuera de papel –sólo pesa cinco kilos–. Me subo a su interior, no sin antes practicar en el garaje la manera más elegante de hacerlo, ya que aparques donde aparques tendrás permanentemente varios pares de ojos mirándote y no es plan de hacerlo de una manera poco natural.
A diferencia de lo que me sucedió en su día con las puertas «alas de gaviota» del Mercedes SLS con las que apunto estuve de abrirme la cabeza en el día y medio que lo tuve en siete ocasiones –si, siete veces- con el BMW i8 es prácticamente imposible hacerlo y mi cabeza esta vez no ha sufrido daños –a lo que golpes se refiere-.
Una vez dentro del BMW i8, la sensación es la de estar en un coche muy muy muy especial, que digo ¡espacial! ya que desde que accedes a su interior tienes una sensación de estar en un coche que nada tiene que ver con lo que nos encontramos habitualmente. Vamos que a mi no me engañen, este coche debe tener por algún sitio un mando para poner la fecha y por error he marcado el año 2025 –a modo del DeLorean de la película Regreso al Futuro–. Lo primero que hago para salir de dudas es mirar para atrás y veo dos pequeñas plazas –ideales para niños€ o para amigos deseosos de subir en el BMW i8 practicando un contorsionismo que ni siquiera ellos sabían que podían llegar a realizar– y no el condensador de fluzo por lo que es imposible que esté en el año 2025.
Además, y fijándome con más detalle, aunque mucho elementos son exclusivos para el BMW i8 envolviéndolo en ese aire futurista y exclusivo muchos otros los podemos encontrar en otros modelos de BMW como por ejemplo, un Serie 1. Bueno, lo mejor es que veas el siguiente video y te subas con nosotros al BMW i8, un coche que dará mucho que hablar y que sin duda adelanta lo que nos encontraremos en los coches del futuro, por lo que sigo dudando si este coche, no viene del futuro.