411 CV y 74.700 euros

Probamos el BMW M2 Competition… otra vez porque es muy bueno

Autofacil
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BMW pone al día el M2 con una versión potenciada hasta los 411 CV y con diversas mejoras en el chasis. El resultado es un deportivo de lo más excitante, pero también un tanto exigente.

Si nos ponemos a pensar en cuál es el BMW deportivo más mítico de la historia, lo más probable es que todos coincidamos en el M3 E30. Aparecido en 1986 con una primera versión 2.3 atmosférica de 195 CV, acabó su vida comercial con la variante Sport Evolution de 238 CV, nada comparado con los 431 CV del actual M4, su evolución natural pasados más de 30 años.

El M4 no sólo es mucho más potente que el primer M3. También es mucho más grande: mide 4,67 metros, 31 cm más que el E30. Por eso, se puede decir que el M4 ahora es ‘otra cosa’, y por eso también el modelo más parecido al mítico M3 original es el M2. Creado sobre la carrocería coupé de dos puertas y 4,46 m del Serie 2, el M2 llegó al mercado en 2016 con 370 CV. Ahora, se ve sustituido por la versión M2 Competition, 41 CV más potente y con mejoras aerodinámicas y en el chasis, además de una nueva puesta a punto del diferencial autoblocante y de los distintos programas de funcionamiento del control de estabilidad.

BMW M2 Competition

Estéticamente, el M2 Competition se deja reconocer con mucha facilidad. Los abultados pasos de rueda, sus llantas de 19 pulgadas -que pueden ir pintadas en negro por 319 euros, o llevar otras de cinco brazos sin sobreprecio-, las cuatro salidas de escape o sus voluptuosos paragolpes le delatan sin dejar espacio a la más mínima duda.

En el interior, el volante deportivo y los asientos con aspecto de baquet son las dos principales señas de identidad de la versión más deportiva del Serie 2. Hay algún detalle exclusivo de esta variante, como la instrumentación o el botón de arranque en rojo, y también se diferencia por el pomo del cambio M o la presencia de una plancha en negro brillante en la zona derecha del salpicadero que, como en esta unidad, puede estar terminada en fibra de carbono por 588 euros.

Lo que no ha cambiado es la buena postura al volante, pues se puede ir sentado muy bajo, con las piernas bastante estiradas y con el volante colocado en una posición más bien vertical; algo ideal para disfrutar de un buen deportivo. La distribución de mandos tampoco admite muchas pegas. No es difícil acostumbrarse al mando iDrive para navegar por los diferentes menús de la pantalla central, y cuenta con mandos y botones clásicos para las funciones más habituales: equipo de audio o sistema de climatización.

BMW M2 Competition

En marcha, el M2 Competition se caracteriza por tener una respuesta muy contundente, y eso que el motor no suena tanto como uno espera. El escape suena poco para ser un M2 y tampoco se escuchan los clásicos petardeos de otros modelos similares -o, incluso, de un Mini Cooper S, hermano de grupo del M2-. El sonido proveniente del propio motor sí va ganando intensidad y agudeza conforme se va acelerando, pero nunca llega a ser un ruido excesivo ni mucho menos molesto.

Esa escasez de sonido sorprende viendo lo mucho que empuja el motor, capaz de hacer que el M2 pase de 0 a 100 km/h en sólo 4,4 segundos. Tiene una respuesta muy intensa desde pocas revoluciones -a 2.350 rpm ya entrega 550 Nm-, tanto que basta con moverse entre las 3.000 y las 5.000 rpm por una carretera secundaria para mantener ya un ritmo muy superior al del resto de usuarios de la vía.

Y eso es sólo el principio, porque los 411 CV de potencia máxima se entregan entre las 5.250 y las 7.000 rpm. En este rango, el M2 Competition corre tanto y responde con tal inmediatez que resulta complicado explorar sus posibilidades en una carretera abierta al tráfico.

BMW M2 Competition

Esto, unido al tacto general del coche, hace que su nivel de exigencia con el conductor vaya aumentando de una forma más notable que en otros deportivos similares conforme uno trata de ir cada vez más deprisa. Nuestra unidad contaba con el cambio manual de seis marchas que, además de un embrague un poco duro, incluye una palanca de recorridos adecuados y de tacto firme que requiere cierta decisión para enclavar las marchas correctamente. Es el tacto típico de los BMW manuales de siempre, y necesita un breve período de adaptación para acostumbrarse a él.

Una vez familiarizado con él, se muestra preciso, aportando un plus de deportividad y personalidad que le hace ser diferente. Además, esta versión cuenta con una función que, al reducir, da un pequeño acelerón para aumentar las revoluciones del motor, evitando así tirones al soltar el pedal del embrague. Si sabemos hacer punta-tacón, esta función se puede desconectar para hacerlo nosotros de forma manual, algo sencillo, gracias al buen tacto del acelerador y a la buena ubicación de dicho pedal respecto al freno.

La dirección tiene un tacto firme, ha ganado precisión -aspecto en el que ya destacaba antes- y es suficientemente informativa. Además, gracias al comportamiento del eje delantero en las curvas, permite sentir con nitidez cómo va variando el agarre disponible en el eje delantero, algo que nos va indicando cuánto más podemos seguir acelerando antes de que el eje trasero comience a deslizar.

BMW M2 Competition

Llegados a este punto, todo depende del modo de funcionamiento del ESP que hayamos seleccionado. Si va conectado por completo, notaremos cómo entra en acción para que el M2 no se desvíe ni un milímetro de su trayectoria; si, por el contrario, hemos seleccionado el M Dynamic Mode, puede comenzar a deslizar si así lo deseamos, algo que depende de cuánto más sigamos acelerando. De hecho, si se hace con tacto, el tren trasero del M2 Competition nos sorprenderá por la forma tan progresiva, previsible y controlable con la que desliza pese a la contundencia de la respuesta del motor. Aun así, para llegar a este punto hay que rodar a un ritmo tan elevado que sólo recomendamos hacerlo en circuito.

Pese a lo bueno que es este M2 Competition, encontramos una pega difícil de solucionar: la suspensión es demasiado firme, y no hay posibilidad de instalar una adaptativa ni en opción, algo que no tiene sentido cuando hasta un simple Mini Cooper S puede llevarla… Esto hace que este M2 vaya muy bien cuando el asfalto está en buen estado pero, cuando el firme se muestra más irregular, ya no va tan bien.

En este caso, la suspensión no es capaz de filtrar bien los movimientos de la carrocería, haciendo que la conducción se vuelva más imprecisa y reduciendo tanto la eficacia del coche como la confianza del conductor. Si existiese la posibilidad de contar con una suspensión más suave, el resultado sería mucho mejor en estas circunstancias.

De paso, también nos encontaríamos con un coche mucho más cómodo en largos viajes, y eso que la suspensión tampoco es que sea demasiado seca. Es más, es un coche razonablemente utilizable a diario, siempre que tengamos en cuenta que a ritmo muy tranquilo el consumo ronda los 10 L/100 km.

Queda por hablar del precio. El BMW M2 Competition vale 74.700 euros, cuando el anterior M2 de 370 CV costaba 62.900 euros. Cuesta encontrarle rivales al M2 por su planteamiento, pero es un precio elevado. Sobre todo porque lo más parecido, un Mercedes-AMG C43 de 390 CV, es casi tan potente como el M2, tan grande como un M4 y cuesta sólo 450 euros más: 75.150 euros.

BMW M2 Competition

Versión probada: M2 Competition 411 CV

Motor6 cilindros, 2.979 cc, 4 válvulas por cilindro
Potencia411 CV de 5.250 a 7.000 rpm
Par550 Nm de 2.350 a 5.200 rpm
Largo / ancho / alto4,46 m / 1,85 m / 1,41 m
Velocidad máxima250 km/h (autolimitada)
0-100 km/h4,4 segundos
Consumo mixto9,8 l/100 km
Emisiones CO2224 g/km
Maletero390 litros
Peso1.550 kg
CambioManual, 6 velocidades
TracciónTrasera


 

BMW Serie 2