¿Qué tipos de baterías para coches eléctricos existen?

Autofácil
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En un coche eléctrico la batería es incluso más importante que el motor. De ella de dependen los tiempos de recarga, la autonomía, el peso final del coche... y, en definitiva, el que sea un coche utilizable para el día a día.


La batería de un coche eléctrico es un acumulador de energía eléctrica, que transforma en energía química la electricidad aportada en una carga (o a través del sistema de regeneración de energía), para liberarla más tarde, de nuevo como electricidad.

Una batería está compuesta por una combinación de celdas que crean una capacidad de voltaje y corriente específica. La batería es un componente clave en un coche eléctrico, ya que determina la autonomía, la entrega de energía al motor y afecta de forma notable al peso y al diseño del vehículo. Además, la batería es el corazón de un sofisticado sistema que además de las propias celdas, incluye su contenedor, refrigeración, cableado y gestión electrónica.

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Tipos de baterías de coches eléctricos, en función de sus materiales

En cualquier caso, cabe destacar que las baterías que montan los coches eléctricos actuales son muy diferentes de las que empleaban los primeros modelos eléctricos hace un siglo. A continuación, te dejamos un pequeño resumen con los tipos de batería más importantes:

  • De plomo-ácido. Este tipo de baterías, también denominadas SVRLA y Pb A P, suele ser la que incorporan la mayor parte de vehículos con motor térmico para arrancar. Son baterías de tecnología antigua de coste moderado. Son fiables, tienen buena capacidad de carga y descarga; pero son voluminosas, pesadas, y se recargan lentamente. Están prácticamente en desuso en los vehículos actuales, aunque sirvieron para impulsar a uno de los coches eléctricos más célebres de la historia: el GM EV1.
  • De iones de litio (Li-ion). Son las baterías más avanzadas, con excelentes características de rendimiento, peso y vida útil. Destacan por la mayor densidad de energía por centímetro cúbico y por la ausencia de «efecto memoria», permitiendo mayor número de ciclos de recarga. Pesan cuatro veces menos que las de plomo y son las que tienen mayor durabilidad. Son las que emplean el 99% de los coches eléctricos actuales.
  • De níquel cadmio (Ni-Cad). Cada vez menos usadas, tienen un alto coste debido a sus elementos y se han usado más en la aviación por su buen rendimiento a baja temperatura. También se utilizaron, a pequeña escala, en coches eléctricos de los años 90, como el Citroën AX electrique. Tienen efecto memoria y su capacidad va mermando en cada recarga.
  • De níquel-hidruro metálico (Ni-MH). Poco tóxicas y tiene un mayor rendimiento que la de ácido de plomo, pero menor que la de litio. No son comunes en coches eléctricos, aunque sí en coches híbridos, como por ejemplo, algunas versiones del Toyota Prius. Además, durante años este tipo de baterías han sido muy populares en teléfonos móviles.