Quizá hayas escuchado o leído en alguna ocasión la expresión ‘Precio Franco Fábrica’ (también conocido por sus siglas, PFF) referido a un coche. Se trata del valor de todos los materiales empleados en la construcción del coche, además de otros gastos relacionados; es decir, a grandes rasgos, representa lo que cuesta fabricarlo. Pero, obviamente, tiene muy poco que ver con lo que pagas en un concesionario, puesto que en ese precio ya están incluidos los impuestos.
Pongamos un ejemplo práctico. Un Seat Arona, en su versión más básica (1.0 TSI 95 CV Reference), tiene un PFF de 17.161 euros. A esta cantidad hay que sumarle el transporte (215 euros) y, a continuación, el 21% de IVA (totalizan 3.649 euros) y, dado que emite 123 g/km de CO2, el 4,75% de impuesto de matriculación: 825 euros más. Si lo sumas, obtendrás su PVP, sin posibles descuentos: 21.850 euros.
Más tarde, el ayuntamiento de la localidad donde esté registrado el coche te exigirá el pago del impuesto de circulación (conocido en algunos lugares como ‘numerito’), cuya cuantía dependerá de lo establecido en el propio ayuntamiento. Dicho impuesto se calcula en función de la potencia fiscal, un dato que está reflejado en la documentación del coche (concretamente, en la ficha técnica).
Ahora bien, ¿existe algún modo de reducir e incluso evitar el pago de estas tasas? Hay formas de hacerlo… aunque con bastantes limitaciones, sobre todo de cara a clientes particulares.
Usa el descuento por familia numerosa
Se considera numerosa a una familia, incluso si es monoparental, con tres hijos o más; asimismo, tiene esta consideración tres hermanos huérfanos y familias con dos hijos si a al menos uno de ellos es discapacitado, o si uno de los padres tiene legalmente reconocida una discapacidad superior al 65 %. Este colectivo se beneficia de una rebaja del 50% en el impuesto de matriculación, con la condición de que tenga entre cinco y nueve plazas (no vale comprar un deportivo) y sin poder venderlo antes de cuatro años.
Si no es tu caso, existe un ‘truco’ puedes ponerlo a nombre de algún amigo o familiar que esté en dicha situación; basta que con que te haga una autorización (que no sea indefinida, mejor con fecha de caducidad y renovarla cada cierto tiempo) para poder conducirlo legalmente. Una vez pasados los cuatro años, puedes ponerlo a tu nombre y sólo tendrás que pagar el impuesto correspondiente.
Hazte ‘amigo’ de un empleado de la marca
Los empleados de los fabricantes de automóviles suelen tener descuentos especiales en la compra de uno de sus modelos. Si conoces a alguien o tienes un familiar que trabaja para una marca (fábrica o concesionario) podría adquirir el coche para ti y sería un supuesto similar al anterior: basta con una autorización para no tener problemas con la autoridad.
Pon el coche a nombre de alguien con minusvalía
Las personas con una discapacidad física o psíquica de un 33% o más se pueden beneficiar de una exención del impuesto de matriculación (según emisiones, puede suponer un ahorro de hasta el 14,75% del PFF) ni el de circulación (hasta 130 euros, aproximadamente). Más importante aún puede ser la rebaja del IVA: del 21% general se puede pasar a un 4%, en función del grado de la minusvalía. Cabe destacar que en cualquier caso, el coche debe de estar a nombre de la persona con dicha minusvalía o, en su defecto, por la persona encargada del transporte (por ejemplo, el padre si el discapacitado es un descendiente).
En principio, el titular del coche es un hijo, pareja o familiar de hasta tercer grado, no ha problema en que una persona sin discapacidad sea el conductor habitual del coche. Aquí tienes el enlace a la web de la Agencia Tributaria donde se explica.
Matricúlalo como vehículo mixto adaptable
Determinados vehículos (por ejemplo, un Citroën Berlingo) pueden ser matriculados como turismo o como vehículo mixto adaptable, es decir, que puede servir para el transporte de mercancías o de personas, de manera simultánea o no, con capacidad para hasta nueve ocupantes, incluido el conductor. De esta forma te ahorras el impuesto de matriculación… aunque para ello tienes que ser empresa o autónomo.
Eso sí, un vehículo mixto adaptable tiene que pasar la ITV cada dos años en vez de cada cuatro, y en autopista o autovía no puede circular a más de 100 km/h, en lugar de a los 120 km/h que puede alcanzar un turismo. Cabe reseñar que, en algunos casos, es posible recalificar el vehículo de mixto adaptable a turismo.
Empadrónate en un pueblo
En los pueblos pequeños, la tasa del impuesto de circulación es mucho más baja que en las grandes ciudades (hasta un 300% menos, según AEA). Por eso, muchos conductores se empadronan en los pueblos ‘de vacaciones’ y pagan allí este impuesto. Eso sí, ten en cuenta que, a todos los efectos, eres residente de aquel lugar, y no podrás beneficiarte de ayudas en tu verdadera ciudad de residencia, tendrás que votar donde estés empadronado… Ten en cuenta que estar empadronado en dos o más sitios a la vez es ilegal.
Cómprate un eléctrico
La compra de un vehículo eléctrico es una gran manera de ahorrar en impuestos: no pagas impuesto de matriculación, en algunas localidades están exentos de todo o una gran parte del ‘numerito’ y de abonar en las zonas de estacionamiento regulado, y puedes beneficiarte del hasta 7.000 euros de descuento del Plan Moves III. Eso sí, ten en cuenta que deberás devolver parte de esta ayuda en la declaración de la renta.
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