Esta versión, denominada EQA 250, combina una batería de 66,5 kWh de capacidad con un motor eléctrico delantero de 190 CV de potencia que permite al EQA acelerar de 0 a 100 km/h en 8,9 segundo y alcanzar 160 km/h. El EQA está basado en el mismo kit modular que emplea el GLA, y es un modelo muy similar en cuanto a diseño, acabados del interior y habitabilidad. Por fuera también es similar en cuanto a dimensiones (mide 4,46 metros de largo), aunque el EQA cuenta con un diseño distintivo, con una calandra oscura y barras luminosas que cruzan horizontalmente el morro y la parte trasera, y que dotan a este modelo de una estética muy reconocible.
Este EQA 250 se pondrá a la venta en febrero, y las primeras entregas se producirán a finales de marzo. Está previsto que Mercedes comercialice otras dos versiones: una con una batería de mayor capacidad y otra que contará además con tracción a las cuatro ruedas (mediante un segundo motor eléctrico instalado en el eje trasero) y un nivel de potencia superior. Mercedes nos ha ofrecido la posibilidad de conducir durante 30 minutos una unidad de preproducción, para hacernos una idea de lo que cabe esperar de él.
¿Cuál es la idea del Mercedes-Benz EQA 2021?
Mercedes ha abrazado una ambiciosa estrategia de electrificación y modelos 100% eléctricos. El EQA es el segundo todocamino eléctrico de Mercedes, después del EQC, y viene a sumarse al monovolumen EQV. A esta gama se sumará en septiembre la berlina de lujo EQS (la versión eléctrica de la Clase S)
Este EQA 250 (el número no está relacionado con ninguno de los parámetros del motor… al contrario de lo que ocurre con el EQC 400, en el que indica la potencia en CV) cuenta con una batería bastante grande (66,5 kWh de capacidad), pero parece que el consumo también es tirando a alto (superior a los 20 kWh/100 km en todas las circunstancias, y más bien rondando los 23 kWh/100 km).
La combinación de estos dos parámetros da como resultado una autonomía real sensiblemente inferior a los 300 km que se podrían establecer como frontera para empezar a pensar en realizar viajes con un modelo eléctrico. De esta manera, podríamos decir que este EQA 250 tiene un «enfoque urbano ambicioso»: ofrece la autonomía suficiente para satisfacer holgadamente las necesidades de quienes realicen frecuentes trayectos interurbanos sin que llegan a experimentar la clase de ansiedad que puede derivarse de modelos con baterías más pequeñas (como por ejemplo un Mazda MX-30 con batería de 30 kWh).
¿Qué tal es por dentro el Mercedes-Benz EQA?
El interior es muy similar al del un GLA, lo cual es una fantástica noticia, porque significa que está muy bien rematado, con un aspecto lujoso y una buena ergonomía. La postura al volante es confortable, y las plazas delanteras son bien amplias, mientras que en la parte trasera el espacio es un poco más justo. Tanto el sistema multimedia como el asistente vocal funcionan muy bien, y el Head Up Display ofrece una superficie de proyección muy grande.
En las plazas traseras el espacio es un poco más justo, pero dos adultos caben perfectamente. En cuanto al maletero, sufre una reducción de espacio sensible en comparación con un GLA de tracción delantera, pasando de 435 a 340 litros.
¿Cómo se comporta en marcha?
Esta primera toma de contacto con el EQA ha sido bastante breve. Hemos recorrido unos 60 kilómetros durante unos 30 minutos, en un trayecto esencialmente interurbano.
Una vez que te pones al volante del EQA, la primera impresión que transmite es de calidad. El interior está realmente bien terminado. Ponerse en marcha es muy sencillo: basta con tirar hacia abajo de la misma palanca selectora que encontramos en cualquier Mercedes moderno, y que surge del lado derecho de la columna de la dirección. Puede parecer un detalle de inspiración americana, pero es una ubicación que resulta muy confortable.
En marcha, el EQA destaca sobre todo por su silencio. Resulta muy confortable y tiene una dirección precisa y con el grado de asistencia ideal para resultar ligera sin llegar a parecer artificial. El comportamiento es bastante neutro, y apenas se perciben pérdidas de motricidad al acelerar a fondo (un problema muy habitual cuando se desarrolla un eléctrico de tracción delantera a partir del chasis de un coche con propulsión ‘convencional’).
En cuanto a la regeneración, mediante las levas del volante es posible elegir entre cuatro niveles diferentes de retención. Además, cuenta con un sistema de retención automática que se adapta a las condiciones del tráfico, y que funciona muy bien.
En lo que respecta a los asistentes a la conducción, todos funcionan tan bien como en cualquier otro Mercedes, y sistemas como el control de crucero adaptativo con mantenimiento de carril o el alumbrado dinámico son muy recomendables. (A la publicación de esta noticia, Mercedes aún no había publicado el equipamiento de serie y opcional o los acabados disponibles, pero estaba a punto de hacerlo).
Existen, sin embargo, dos inconvenientes. El primero y más grave es que, tal y como hemos mencionado, el consumo parece algo elevado. Aparentemente, el EQA 250 gasta más que, por ejemplo, un Kia e-Niro con batería de 64 kWh. Probablemente, parte de la culpa derive del peso: el EQA 250 pesa 200 kilos más… a pesar de contar con una batería de capacidad parecida y un motor menos potente.
El segundo inconveniente, mucho más llevadero, es un tacto de freno mejorable. No es que el freno tenga un tacto extraño de manera permanente pero, en ocasiones (sobre todo al realizar frenadas fuertes) pueden notarse cambios de tacto en el pedal que no deberías experimentarse en un eléctrico de casi 50.000 euros (este es un problema que también padece el Mercedes EQC, que se sensiblemente más caro).
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