Como parte del dispositivo especial del verano 2018, la Dirección General de Tráfico (DGT) pone en marcha, desde hoy y hasta el domingo 12 de agosto, una campaña especial de concienciación y vigilancia de la velocidad en carretera. El objetivo es reducir la siniestralidad vial causada por la velocidad excesiva o inadecuada, ya que, en 2017, 400 personas fallecieron en las carreteras en accidentes en los que la velocidad fue uno de los factores concurrentes.
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Por este motivo, los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil duplicarán los controles para vigilar que los conductores cumplen con los límites de velocidad establecidos en las carreteras. La mayor parte de ellos se realizarán en los más de 140.000 km de vías convencionales que hay en España, ya que son las carreteras que presentan un mayor riesgo vial y que registran 8 de cada 10 fallecidos.
Una parte de estos controles también se llevará a cabo en el interior de las ciudades, puesto que muchos ayuntamientos se sumarán a la campaña para reducir la siniestralidad en las vías urbanas. Y es que, el riesgo de fallecimiento de un peatón atropellado se multiplica por cinco cuando la velocidad de impacto pasa de 30 km/h a 50 km/h.
Un grave problema
Según la Dirección General de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea, la velocidad es un factor determinante en el 30% de los accidentes mortales y el exceso de la misma aumenta tanto el riesgo de sufrir accidentes como la probabilidad de sufrir lesiones de carácter grave e incluso morir. La siniestralidad afecta a todos los tipos de carreras, pero es especialmente preocupante en las vías convencionales, sobre ahora que el porcentaje de víctimas que fallecen en estas carreteras se ha incrementado en un 12% -entre 2013 y 2017-.
Lo cierto es que, como explica la DGT, la velocidad, ya sea excesiva (por encima de los límites establecidos) o inadecuada (dentro de los límites pero sin ajustarse a las condiciones de la vía, el vehículo o el conductor) es un problema de seguridad vial en muchos países y es el componente fundamental que determina la mayor o menor incidencia en la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas en caso de accidente de tráfico.
