La Agencia Estatal para la Seguridad Vial (NHTSA) del gobierno estadounidense lleva un tiempo advirtiendo de la proliferación en el mercado airbags no homologados, que son instalados por los talleres a los que acuden algunos usuarios. Este departamento calcula que decenas de miles de vehículos -el 0,1 % del parque móvil del país- están afectados por la estafa. Los ocupantes corren un serio peligro con estos elementos, ya que es más fácil que al accionarse exploten y lancen fragmentos de distintas piezas por los aires, provocando daños en la cara y el pecho. En diez de cada once pruebas realizadas por la NHTSA con estos airbags, los resultados fueron negativos. En su web, ha publicado una lista con los cientos de modelos afectados.
Tras poner en marcha una campaña para concienciar a los conductores de la necesidad de montar airbags de marcas originales, la discusión está servida en Estados Unidos, pues persiste la pregunta acerca de quién debe hacerse cargo de los costes de sustituir de nuevo los airbags falsos por los legales. Allí, una revisión cuesta 100 dólares -unos 77 euros– y cambiarlos puede salir por entre 750 y 1.000 dólares -570 a 770 euros-. La Asociación Nacional de Distribuidores de Automóviles señala, como es natural, a los talleres que instalaron unos airbags inadecuados. Por ejemplo, según la ley californiana, el taller que después de instalar un airbag falso se niegue a sustituirlo puede llevarse una multa de 5.000 dólares -unos 3.800 euros-, y sus responsables pasarían un año de prisión.
No hay noticias que apunten a que este mismo problema se haya dado en Europa, salvo el hallazgo de un contenedor con repuestos falsos para Volkswagen en el puerto de Nápoles, del que ha informado el diario Corriere della Sera.
