Los coches de la boda real entre Harry y Meghan

Una boda real siempre es motivo para hablar de moda, sobre todo si hablamos de la realeza británica, pero Reino Unido no solo es popular por sus sastres, sino que también presume de una potente industria automotriz. Como no podía ser de otra manera, el enlace entre Harry y Meghan ha sido una buena muestra de las últimas tendencias, aunque más allá de los vestidos, los trajes y las pamelas, también ha servido para sacar a pasear alguna que otra joya de la automoción británica.
La familia real británica ya ha demostrado su buen gusto a la hora de elegir coche en más de una ocasión, pero un evento de estas características siempre es motivo para lucir sus mejores joyas. Por supuesto, no faltaron los Range Rover blindados para garantizar la seguridad del Príncipe Harry, Meghan Markle y los invitados, pero también pudimos ver otros modelos menos habituales en cualquier cita real.
Uno de ellos fue el Jaguar E-Type Zero en el que se montaron los recién casados después del enlace. Se basa en el Jaguar E-Type roadster de 1968, pero bajo su bonita carrocería se esconde un sistema de propulsión eléctrico y un interior equipado con la última tecnología en el que no falta la instrumentación digital o una pantalla táctil multifunción de grandes dimensiones.
Exclusividad y estilo británico
Un habitual de cualquier evento de la realeza británica es el Bentley State Limousine de Elisabeth II. Es un modelo expresamente creado para la Reina y se diferencia del Bentley Arnage R en el que está basado por la altura elevada de su techo. Está equipado con un motor V8 de 6.75 litros que produce 400 CV, suficiente para que, con sus 6,22 metros de longitud, alcance una velocidad máxima de 210 km/h. Solo se fabricaron dos unidades de este Bentley, por lo que es todavía más exclusivo que el Rolls-Royce Phantom IV de Mulliner.