Normalmente, la compra de un vehículo de segunda mano suele despertar ciertas preocupaciones entre los futuros propietarios, especialmente si el trato está relacionado con un vendedor particular. Para evitar sufrir cualquier tipo de fraude, conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones. Entre ellas, acudir a un mecánico de confianza o solicitar un informe del vehículo a Tráfico.
Con este sencillo trámite que podemos realizar a través de nuestro teléfono móvil, podremos saber la fecha de matriculación en apenas unos segundos y despejar cualquier sospecha acerca de la antigüedad de un coche. Existen muchas páginas webs que ofrecen buscadores asociados a la base de datos de la DGT. Un buen ejemplo de ello son los portales de Seis en Línea o Diesel o Gasolina.
Recordemos que la fecha de matriculación obtenida puede no coincidir con una primera matriculación. Esto quiere decir que, por ejemplo, un coche de 2004 puede haber sido rematriculado en 2016, pero la fecha de matriculación seguiría siendo la original aunque buscáramos por los números que refleja la placa más reciente.
Por otro lado, si tenemos en cuenta que la manipulación del cuentakilómetros está entre los modus operandi preferidos por los estafadores del mundo de la compra-venta de coches, también podemos solicitar un informe oficial de la Dirección General de Tráfico (DGT) que nos permite descubrir si la cifra del odómetro está trucada. Este documento también refleja la fecha de matriculación de un vehículo, además de otros datos que pueden resultar interesantes como los datos del titular, los datos técnicos del modelo, cuántos titulares ha tenido anteriormente, la situación administrativa del vehículo, la fecha de caducidad de la ITV y si esconde algún tipo de cargas o gravámenes que impidan su transmisión.
Actualmente, existen tres tipos de matrículas distintas en España. Entre 1900 y 1971, las placas identificaban a cada vehículo con la inicial de la provincia a la que pertenecía seguida de un dígito. Seguidamente y hasta el año 2000, las matrículas pasaron a tener dos letras al final y, finalmente, reflejan cuatro dígitos seguidos por tres letras que nunca serán vocales.
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