Hace unos días que os contamos que la FIA había decidido, junto al Grupo de Estratégico del Mundial de Fórmula Uno, introducir una serie de novedades para la temporada 2018. Entre estas novedades, la más destacada será el uso obligatorio del halo en todos los monoplazas de la parrilla, un elemento «necesario» para mejorar la seguridad de los pilotos en la competición, pero que no cuenta con todos los apoyos que debería entre las partes implicadas en el Mundial de F1.
Según las últimas informaciones, en la reunión del Grupo de Estratégico del Mundial de Fórmula Uno, que aprobó la llegada del halo, nueve de los diez equiposde la parrilla votaron en contra de este elemento. Ferrari fue la única escuderia que voto a favor del halo y, curiosamente los italianos, han sido uno de los equipo que más pruebas han realizado con este elemento de seguridad.
Por su parte, la Asociación de Pilotos de Grandes Premio de Fórmula 1 ha manifiestado su apoyo a la decisión de introducir este sistema de seguridad en los coches a partir del próximo curso, pese a que no es la medida más estética visualmente y obligará a los equipos a trabajar otra pieza más para la aerodinámica.
El halo es una especie de cúpula con tres pilares que se sitúa en el cockpit, justo por encima de la cabeza del piloto y cuyo principal objetivo es intentar reducir los posibles daños físicos causados en un accidente, sobre todo en el caso de que alguna pieza de un monoplaza, como un neumático, pueda salir disparado hacía otro piloto. El primer prototipo de este sistema de protección fue diseñado por Mercedes y superó las pruebas en las que un cañón disparaba neumáticos de monoplazas a más de 225Km/h.
