El Gran Premio de Australia, primero de la temporada 2016 del Mundial de Fórmula 1, terminó con uno de los accidentes más graves de la última década y con un Fernando Alonso que, por suerte, salió ileso del mismo.
Las consecuencias del tremendo accidente no fueron más que las molestias en cuello y espalda tras dar varias vueltas de campana con el McLaren y un rasguño en la rodilla derecha. En principio, no presentaba ningún tipo de problemas para disputar el Gran Premio de Bahréin, pero aún así tendría que pasar un examen médico de la FIA. Una prueba médica a la que se ha sometido esta mañana y tras la que la FIA le ha prohibido subirse a su monoplazada para disputar el segundo Gran Premio de la temporada.
En su comunicado, la FIA considera insuficientes los resultados médicos de las pruebas realizadas a Alonso y que por tanto no puede permitir su participación «en condiciones seguras». Además, añade que antes del próximo Gran Premio, el de China, que se corre en quince días.
Esta prohibición por parte de la FIA se contradice con el sentimiento de Fernando Alonso, que este martes reconocía «tener muchas ganas» de participar en el Gran Premio. Una vez sabida la resolución de la FIA el piloto español la entendía y así lo reflejaba en sus redes sociales: «He intentado hasta el último minuto correr en Bahréin después del accidente de Australia, han sido días duros lógicamente después de un impacto tan grande pero hasta el último segundo pensaba solo en ayudar al equipo después del trabajo increíble que han hecho esta semana. Entiendo la posición de los doctores de la FIA y ahora intentaré ayudar con todas mis fuerzas a mi compañero».
