Después de haber tenido varios Land Rover Defender, ha llegado el momento de cambiar el último, un 2.4, que es el mejor de todos los que he tenido. El Defender 2.2 actual lo he descartado; prefiero algo más cómodo y moderno. Como trabajo visitando fincas, he pensado en un pick up, y me han hablado muy bien del Ford Ranger, que lleva el mismo motor del Land Rover Defender, el 2.2 con 125 y con 150 CV, pero también un 3.2 con 200 CV, que debe de ser la bomba. Os escribo porque no tengo ninguna referencia con esta marca y desconozco completamente qué tal resultarén por caminos y pistas. Los Land Rover los vendo cuando llegan a los 250.000 kilómetros, porque ya empiezan a dar muchos problemas. ¿Podría llegar a esta cifra con el Ford?
Entre un Land Rover Defender y un Ford Ranger hay un mundo de diferencias. El primero es de lo mejor como vehículo de uso industrial, sin más. El Ranger entra en otra dimensión. Si bien admite el mismo trato «industrial», el nivel de acabados y la calidad están en la línea de los tiempos que corren.
El Ranger no te defraudará. Su calidad está fuera de dudas, especialmente en esta última generación, desarrollada casi desde cero por el equipo de Ford Australia, muy entendido en el uso off-road. Su chasis es muy robusto, tiene respiraderos en los diferenciales, una toma de admisión muy protegida para los vadeos y, opcionalmente, bloqueo del diferencial trasero, una opción que no deberías dudar en adquirir. La mecánica de 125 CV solo se vende con cabina simple, cuyas capacidades están muy determinadas tanto por la amplitud de la caja de carga como por la limitación de su habitáculo biplaza. El motor de 150 CV es el más equilibrado, por precio, consumos y emisiones, pero el 3.2, con 470 Nm y 200 CV, supone un interesante plus de potencia, aunque, en la práctica, no es tan explosivo como el 3.0 de Nissan (231 CV y 550 Nm) ni tan refinado (es un cinco cilindros en línea de carrera extra-larga, en lugar de un V6 de proporciones más ortodoxas), y el cambio automático le roba mucho dinamismo.
Los 250.000 kilómetros que citas son la cifra con la que Ford trabaja como «objetivo libre de fallos» para todos sus vehículos comerciales, incluido el Ranger. No es una garantía, pero sí es cierto que, al menos, deberías poder recorrer esa cifra sin sufrir averías de importancia.